Sor Rena Fernandes, de la Oficina de Desarrollo de las Provincias Orientales (EPDO), comparte la siguiente historia de un donante.
En las colinas de West Khasi (India), entre el verdor y los senderos serpenteantes, vivía una niña llamada Alina. La vida de Alina, octava hija de la familia, estaba llena de alegrías y retos sencillos. Su familia, con diez hijos, vivía una vida marcada por los humildes ingresos de sus padres, que trabajaban como jornaleros. El modesto hogar de la familia resonaba con las risas y las charlas de seis niños y cuatro niñas, cada uno con sueños más grandes que sus modestos medios.
La educación espera
Alina, a diferencia de sus hermanos, no había pisado una escuela. Las limitaciones económicas de su familia, unidas a su discapacidad visual —sólo veía por un ojo— le habían cerrado las puertas de la educación. Mientras sus hermanos iban a la escuela todos los días, Alina se quedaba en casa, a menudo ayudando a su madre, que hervía patatas para venderlas en la carretera, cerca de la parada de autobús.
El cambio comenzó a gestarse en la vida de Alina cuando la directora de la escuela local, conmovido por su situación, la condujo a casa de las Hermanas de la Caridad de Nazaret. La petición de la directora fue un faro que iluminó la difícil situación de Alina y su deseo de recibir educación.
Surge un corazón bondadoso
Fue entonces cuando, gracias a la influencia de las Hermanas, Maria Shyamala, una donante de buen corazón, se ofreció a patrocinar la educación de Alina. Este generoso acto abrió un nuevo capítulo en la vida de Alina, lleno de promesas de aprendizaje y crecimiento.
La admisión de Alina en la escuela fue un momento de alegría y triunfo. El compromiso de María de apoyar su educación fue un importante punto de inflexión, que garantizó que el recorrido de Alina en el ámbito del conocimiento continuara continuara sin obstáculos. Cada día que pasaba en la escuela, el mundo de Alina se ampliaba. Su hermosa sonrisa, radiante de esperanza y entusiasmo, se convirtió en una imagen familiar en los pasillos y las aulas.
La vida escolar trajo consigo muchas amistades y experiencias para Alina. Se sumergía en sus estudios y su mente curiosa absorbía todas las lecciones y actividades. La escuela se convirtió en un lugar en el que su espíritu se elevaba, libre de las limitaciones que una vez ensombrecieron sus días.
El poder de la educación
La historia de Alina es un ejemplo del poder transformador de la educación y del impacto de las personas compasivas que tienden la mano para ayudar. En su viaje, no sólo encontró la alegría de aprender, sino que también descubrió una comunidad que la acogió y apoyó, permitiéndole soñar y aspirar como cualquier otro niño. Su viaje continúa, un camino iluminado por la bondad de un desconocido y el apoyo inquebrantable de quienes creen en el poder de la educación.
Cómo ayudar
Si te sientes animado a contribuir a la misión de las Hermanas de la Caridad de Nazaret, tu voluntad de ayudar es un paso valioso para marcar una diferencia significativa en la vida de muchos. Si vives en la India, puedes enviar un correo electrónico a sor Rena Fernandes para hacer llegar tu apoyo u obtener más información sobre cómo puedes contribuir. Fuera de la India, haz clic aquí.
Fuente y fotos: https://nazareth.org/
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