Mientras crecía, me fascinaban las fotos descoloridas meticulosamente pegadas en algunos álbumes familiares de hace décadas. Allí vi fotos de mi madre y mi padre antes de que yo naciera. Vi por primera vez al 90% de mi extensa familia en Alemania. Mi «Tante» Tessie y mi «Onkle» Barney eran los únicos parientes en Estados Unidos. Hay historias detrás de cada foto.
Hoy creo que sitios como Facebook e Instagram se han convertido en los nuevos álbumes familiares. Con el ritmo del cambio tecnológico, quién sabe si los hologramas servirán como vehículos de nuestra conexión con nuestro pasado.
Los Hechos de los Apóstoles son sobre nosotros, hoy
A menudo, la historia puede resultar aburrida. Parece poco conectada con nuestras vidas. A menos que sea nuestra historia.
Pienso en esto cuando pasamos los 50 días entre Pascua y Pentecostés reviviendo las historias y las luchas de nuestros antepasados en la fe. Nuestra madre, la Iglesia, ha conservado estos recuerdos de hace 2000 años. Los Hechos de los Apóstoles constan de 28 breves capítulos. Cada día del tiempo de Pascua, hay al menos una de estas historias para saborear y aprender.
Choque de mentalidades
«Debemos mantener las cosas como estaban».
«Debemos adaptarnos a una nueva forma de ver las cosas».
¿Parece una descripción de lo que hoy llamamos polarización?
La polarización, a menudo peligrosa, se manifiesta hoy en todos los niveles de la sociedad y de la Iglesia.
Diferentes mentalidades o puntos de partida
Podemos considerar las mentalidades como modelos de cómo las personas dan sentido a su mundo.
Cada uno tenemos nuestras planteamientos predeterminados ante la vida. Algunas personas tienden a ser optimistas, mientras que otras son pesimistas. A algunos les gustan las instrucciones claras, mientras que a otros no.
Hoy luchamos con los que ven los valores en aquello con lo que crecieron y los que ven los defectos de las generaciones anteriores. Ambos están convencidos de estar en posición de la verdad completa.
Un choque de mentalidades, antes y ahora
A lo largo de las próximas semanas, la liturgia, basada en los Hechos de los Apóstoles, presenta historias seleccionadas de personas corrientes que se enfrentaron a una fuerte polarización hace unos 2.000 años.
En nuestra historia familiar como cristianos, vemos dos mentalidades en tensión.
Una de ellas, dentro del judaísmo, se centraba en los retos de mantener los valores codificados en 612 reglas por los eruditos de la ley (con algunas modificaciones marginales).
Otra se centraba en los retos de un mundo cambiante. Ambos representaban valores legítimos.
Pero Jesús trastocó las expectativas religiosas y/o culturales de ambos. Anunció y mostró a un Dios misericordioso. Por diferentes razones, esto era inaceptable e incomprensible para las culturas de la época. Jesús se aferró a lo mejor del pasado… pero nos señaló una comprensión más profunda de Dios… un Dios dispuesto a morir para mostrar el alcance del amor.
¡Podemos elegir!
Hay dos maneras de leer los Hechos de los Apóstoles. Podemos leer los relatos como una interesante historia ajena a nuestras vidas. O podemos leer los relatos viendo paralelismos con la actualidad. Podemos aprender tanto de las intuiciones como de los errores de nuestros antepasados en la fe. Me han sorprendido las similitudes subyacentes.
Por supuesto, hay una elección posterior. ¿Tendremos el valor de aceptar una visión radical de un Dios cuyo don nunca podremos ganarnos, sólo aceptar?
Una sugerencia
Cuando leas/escuches cualquier historia de nuestra familia, pregúntate si puedes ver esa historia representada en nuestras vidas.
(Por supuesto, no todo el mundo dispone del privilegio, o la inclinación, de celebrar la Eucaristía diariamente. Sin embargo, en nuestras tabletas y teléfonos móviles podemos encontrar fragmentos diarios de los Hechos de los Apóstoles).
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
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