Siempre es esperanzador ser testigo de actos de bondad que nos recuerdan la humanidad que compartimos. Hace poco, las asociadas de Belice se unieron para preparar y entregar 50 comidas caseras calientes a los desamparados de la comunidad. Este esfuerzo forma parte de su compromiso de ayudar a la población marginada.
Para las asociadas participantes, esta labor les recuerda sus privilegios y bendiciones y les infunde gratitud y humildad. Para los beneficiarios, les recuerda que son vistos, valorados y atendidos por los miembros de su comunidad.
Sigamos los pasos de estas asociadas a las Hermanas de la Caridad de Nazaret, encarnando los valores de empatía y generosidad.
Fuente: https://nazareth.org/
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