LAS PERSONAS, AL IGUAL QUE LOS COCHES, DEBEN SOMETERSE A REVISIONES PERIÓDICAS PARA ASEGURARSE DE QUE SIGUEN SIENDO APTOS PARA LA CIRCULACIÓN.
ZYGMUNT BAUMAN
¿Recuerdas tu primer coche? Puede que fuera de lujo, puede que estuviera destartalado, puede que fuera el coche con el que soñabas o el que te regalaron tus padres. Puede que fuera el coche más bonito de la ciudad o el coche que te pasabas el tiempo empujando hasta el taller más cercano con tus colegas porque el depósito de combustible tenía una pequeña fuga. Puede que fuera un coche viejo y gastado que olía a aceite. Hoy en día consideramos clásicos a esos coches viejos. Ya no parecen usados y desgastados, sino limpios y brillantes, y a menudo son el orgullo del propietario, o piezas de coleccionista.
¿Te has planteado alguna vez que el cuidado que le das a tu coche puede ser un reflejo de cómo te cuidas a ti mismo?
Cuidar el coche es bueno, pero ¿cómo te cuidas tú hoy? ¿Has echado un vistazo para ver si hay algo que necesite atención? ¿Está casi descargada la batería? Cuidar de ti mismo es lo más importante que tienes que hacer a diario. El primer Evangelio con el que se topará la gente es el que ven delante de ellos, que eres tú. Si estás agotado, estresado o ansioso, frustrado, ¿qué le estás diciendo a la persona que está parada o sentada frente a ti? Si fueras un coche, probablemente te mandarían al mecánico. No esperes a que se agote la batería o se pinche una rueda, cuídate como lo harías con tu posesión más preciada.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- ¿Qué haces para cuidarte?
- ¿Qué importancia tiene cuidarse uno mismo para la labor trabajo que se realiza en la Sociedad de San Vicente de Paúl?
De: Firewood for the soul, vol. 1, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill.
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