«El escéptico Tomás tiene mala prensa. Pero en el mundo actual de la posverdad, lleno de noticias falsas y desinformación, hay mucho que podemos aprender de él», afirma el reverendo Peter Crumpler.
Tomás dijo: «Si no veo la señal de los clavos en sus manos, y meto mi dedo en la señal de los clavos y mi mano en su costado, no creeré» (Juan 20,25).
Empecé a preguntarme si Tomás el Dudoso era el «verificador de hechos» de su época.
Piense en Tomás
Tomás tiene antecedentes de hablar claro. En Juan 14,2-7, Jesús dice a sus discípulos: «Si me voy y os preparo un lugar, volveré y os llevaré conmigo para que estéis donde yo estoy. Vosotros sabéis el camino al lugar donde yo voy».
Tomás hace la pregunta que se plantean los demás… «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Tomás mostró un sano escepticismo. Estaba dispuesto a hacer preguntas. Y necesitaba ser convencido por la evidencia.
Son tres características útiles para cualquiera que quiera navegar en el entorno actual de la posverdad, donde las emociones o las creencias predeterminadas de la gente pueden sesgar su visión de los hechos.
Y recordemos que fue su experiencia de meter las manos en las llagas de Cristo lo que le transformó.
Tomás en el mundo actual de la desinformación (Rev. Peter Crumpler)
«Así, en el mundo actual de la desinformación, donde las teorías de la conspiración, las noticias falsas y las narrativas falsas pueden estar en todo el mundo con unas pocas pulsaciones de un teclado, ¿qué podemos aprender de Tomás?».
- No te dejes llevar por el pensamiento de grupo
El hecho de que todo el mundo en tus redes sociales o en tu grupo de amigos crea que algo es cierto no significa que lo sea. Debes investigar por tu cuenta, comprobar las fuentes de la información y llegar a tus propias conclusiones.
- No temas hacer preguntas
Cuestionarse es bueno, y gran parte de las enseñanzas de Jesús en los Evangelios surgieron de las preguntas que le hicieron. Tomás hizo preguntas y abrió nuevas vías de conversación y diálogo. Nuestra fe puede soportar el peso de las preguntas y los desafíos, y podemos confiar en ella.
- Muéstrate dispuesto a hablar de tus dudas y reservas
Como Tomás, sé tú quien ponga en palabras el malestar. Las personas que expresan sus preocupaciones, como los denunciantes que actúan en conciencia, pueden exponer situaciones oscuras a la luz de la verdad.
Tomás tiene algo más que enseñarnos
Tomás cambió gracias a la experiencia directa, literalmente.
Experimentar las heridas de Cristo fue la clave de su fe y de su transformación.
Estamos llamados a la transformación de la misma manera que Tomás.
Tenemos que enfrentarnos a nuestra propia incredulidad de que Jesús está vivo hoy en todo el mundo… especialmente en los marginados.
El reto es ensuciarnos las manos y tocar sus heridas hoy.
El Papa Francisco ofrece una visión más precisa
«¿Cómo puedo descubrir hoy las llagas de Jesús? No puedo verlas como las vio Tomás.
Las encuentro haciendo obras de misericordia, atendiendo al cuerpo —al cuerpo y al alma, pero subrayo el cuerpo— de vuestros hermanos heridos, porque están hambrientos, sedientos, desnudos, humillados, esclavos, en la cárcel, en el hospital.
Éstas son las llagas de Jesús en nuestros días».
Nos invita:
«Debemos salir de nosotros mismos, debemos recorrer itinerarios humanos si queremos descubrir que las heridas de Jesús siguen siendo visibles hoy en los cuerpos de todos nuestros hermanos y hermanas hambrientos, sedientos, desnudos, humillados o esclavos, en la cárcel y en el hospital. Tocando y acariciando estas heridas ‘podemos adorar a Dios vivo en medio de nosotros'».
Vicente De Paúl experimentó en su día las llagas de Cristo… ¡y quedó transformado!
¿Lo haremos nosotros?
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
0 comentarios