En teoría, y hasta cierto punto por carácter, tiendo a resistirme a los puntos de vista extremistas, ya sean liberales o conservadores. Aún recuerdo a mi madre insistiendo en «der goldener mittleweg», el dorado camino del medio.

Eso no significa que no haya sido extremista en algunas de mis opiniones. Más de una vez me he subido a banderas de las que luego me he dado cuenta que eran extremistas, a veces en una dirección, a veces en otra.

El artículo «Lourdes y el extremismo común de los santos» me llamó la atención. Elizabeth Scalia no tiene ninguna relación con el difunto juez del Tribunal Supremo. Pero es bien conocida por los visitantes del Santuario de Seton en Emmitsburg. Me dio mucho que pensar.

El extremismo de los santos

Ella escribe:

Recientemente, mientras celebraba la memoria del reverendo Dr. Martin Luther King, Jr., pasé algún tiempo leyendo la Carta desde la cárcel de Birmingham de ese gran hombre. Un pasaje en particular me llamó la atención, y —sorprendentemente— me trajo a la mente a santa Bernadette Soubirous, así como a santa Isabel Ana Seton.

Luther King escribió: «Poco a poco fui obteniendo un poco de satisfacción al ser considerado un extremista. ¿No fue Jesús un extremista en el amor? – Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os ultrajan’. … ¿No fue Pablo un extremista del Evangelio de Jesucristo? – Llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús»… ¿No fue Thomas Jefferson un extremista? – ‘Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales.’ Así que la cuestión no es si seremos extremistas, sino qué tipo de extremistas seremos. ¿Seremos extremistas por odio, o seremos extremistas por amor?».

Cuando Bernadette Soubirous y Isabel Ana Seton discernieron sus llamadas, estas futuras santas dieron un testimonio inquebrantable de sus misiones, en obediencia extrema a verdades que trajeron esperanza y luz a muchos. Nunca se echaron atrás.

Continúa:

Era precisamente el tipo de extremismo por amor que la Madre Seton habría entendido, porque ella tampoco se echó atrás. «Hay que ir en serio —dijo una vez— o harás poco o nada por Dios».

El arzobispo Francis Patrick Kenrick, (1852) dijo de ella: «Isabel Seton hizo más por la Iglesia en América que todos nosotros los obispos juntos».

Elogio del papa Francisco a los «extremistas» estadounidenses

La reflexión de Scalia me trajo recuerdos del discurso del papa Francisco ante el Congreso de los Estados Unidos en 2015:

[Me gustaría mencionar] a cuatro de estos ciudadanos: Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton.

Recuerden que, en su día, y hasta cierto punto incluso en nuestros días, cada uno fue tildado de extremista por:

• Atreverse a liberar a seres humanos retenidos como esclavos.
• Soñar con el día en que una nación no sea juzgada por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter.
• Seguir el ejemplo de Monseñor Romero: «Cuando doy de comer a los hambrientos, me llaman santo. Cuando pregunto por qué, me llaman comunista».
• Unir la contemplación con la crítica social.

Una elección – extremistas por odio o por amor

Jesús se ganó con razón el título de extremista. Lavar los pies a sus seguidores podría calificarse ciertamente de extremo. Dar su vida para demostrar lo que significa amar a todos… incluso a los que tienen odio asesino en el corazón.

El Dr. King formuló acertadamente la pregunta:

«Así que la cuestión no es si debemos ser extremistas, sino qué tipo de extremistas debemos ser. ¿Seremos extremistas del odio o del amor?»

¿Cuáles son los datos?

• ¿Dónde encajo yo habitualmente en el espectro del odio y el amor?
• ¿Con qué frecuencia diluyo mi compromiso de lavar los pies de TODOS mis hermanos y hermanas?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk