“Además de ese trabajo personal, trabaja con cada uno en particular; trabaja con el artesano en su taller, con la mujer en su tarea, con la hormiga, con la abeja, para que hagan su recolección, y esto incesantemente y sin parar jamás. ¿Y por qué trabaja? Por el hombre, por el hombre solamente, por conservarle la vida y por remediar todas sus necesidades” (SVP ES IX, 444-445).
Vicente de Paúl
Reflexión:
- En otras ocasiones se ha referido el sr. Vicente al “Dios trabajador”, al “Dios permanentemente trabajador, artesano, carpintero, armador, constructor… (que cantaba Carlos Mejía y los de Palacaguina). Al Dios generador (junto con el Hijo) de la Trinidad, del Universo. Hora es, al parecer, de hacerlo un poco más cercano, más oliendo a oveja que, en definitiva, es lo que importa al rebaño, dígase al género humano.
- Un “rebañito” en el que entran el artesano, la mujer, la hormiga y la abeja. Conociendo un poco al sr. Vicente podemos preguntarnos si la elección fue “por sorteo” o “intencionada”. Sorprende que del hombre se elija al artesano, que la mujer sea un genérico, que de los animales terrestres se elija al más insignificante (la hormiga) y de los que vuelan a la abeja (ejemplo de trabajo emprendedor). De los que “pululan” por las aguas… ¡nada de nada! (quizá por falta de uso en la comida de la época).
- Pero no es sólo el “quién” sino el “cómo”. El texto da para una tesis de modernidad y calidad (no es idea mía). El Dios que nos anuncia el sr. Vicente acompaña al artesano “en su taller” (lugar donde trabaja), a la mujer “en su tarea” (obviamente la casa), a la hormiga y a la abeja “en la recolección” (forma de trabajo). En otras palabras: un Dios trabajador que acompaña a cada uno en su trabajo particular. Y lo hace “incesantemente y sin parar jamás”.
- ¿Y para qué tanto trabajo, tanto acompañamiento del trabajo de cada día, tanto proteccionismo? Para el sr. Vicente es claro: “por el hombre, por el hombre solamente, por conservarle la vida y por remediar todas sus necesidades”. Ciertamente que la figura “paterno-maternal” queda bien dignificada: un Dios que crea, un Dios que conserva lo creado, un Dios que tapa todo tipo de agujeros. Menos mal que, en su Visión, envío al Hijo (Jesucristo) a pagar los platos rotos y con su Encarnación se hizo uno más con el artesano, con la mujer, con la abeja y con la hormiga. ¡Gracias!
Cuestiones para el diálogo:
- ¿Cómo actualizar la visión que tiene el sr. Vicente del Dios eternamente trabajador? ¿Es necesaria esta actualización?
- ¿Nos sentimos permanentemente acompañados por Dios? ¿Nos dejamos responsablemente acompañar?
- ¿Nos importa el “con quién” y el “cómo” en nuestros trabajos?
- ¿Somos cercanos al ser humano, especialmente al necesitado, para caminar junto con él?
- ¿Son nuestras Comunidades espacios de acompañamiento para quienes se acercan?
Mitxel Olabuenaga, C.M.
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