El papa León XIII declaró Patrón universal de todas las obras de caridad a San Vicente de Paúl. Bajo su inspiración y guía, devotos y disciplinados de la santa Iglesia, Vicentinos y Vicentinas, trabajamos silenciosamente por la edificación del Reino de Dios en este mundo, atendiendo, de preferencia, a los desposeídos y marginados, rehabilitándolos en sus derechos y plena dignidad, como hijos de Dios y hermanos nuestros (cfr. Reglamento, Consejo Nacional SSVP Costa Rica). A este precepto le llamamos caridad: Ama al Señor tu Dios sobre todas las cosas, ama a tu prójimo como a ti mismo. No obstante, para que la caridad sea efectiva ha de ser organizada.
En este sentido, los procesos de formación constituyen uno de los pilares donde se fundamenta nuestro quehacer, hemos asumido un compromiso: Trabajar con los hermanos vulnerables, ser testigos de la fraternidad.
La formación es un proceso por el cual los seres humanos vamos construyendo una conducta asumiendo valores que nos ayudan a realizarnos como personas.
La Confraternidad de Laicos Asesores Vicentinos asume su compromiso con responsabilidad, mediante la ponencia de las diversas aportaciones que manifiestan un interés ilimitado por compartir y a la vez adquirir conocimientos que permitan día con día brindar un mejor y mayor servicio a esas personas que nuestro Señor a puesto en nuestro camino para que a través de ellos, nos acerquemos a su infinita misericordia.
La formación ofrecida por los miembros de la confraternidad en sus diferentes intervenciones pone en relieve la calidad de servicio al que se aspira: «El bien se hace bien».
Ser vicentino no se limita meramente a hacer caridad; es, más bien, una estilo de vida para cada miembro, que se manifiesta cada día en cada uno de sus actos; es una cualidad intrínseca que se perfecciona con el estudio y la práctica, dando ejemplo de amor a través de la caridad.
Reza la sabiduría popular: “Nadie nace aprendido”. Pero sí, traemos esa predisposición a aprender, y mediante ese aprendizaje, poner en práctica las buenas acciones y promover que otros lo hagan.
Es evidente la seriedad con que cada uno de los miembros de esta gran red toma su responsabilidad como seres humanos y como hermanos de nuestra gran Familia Vicentina.
El Señor ha permitido a san Vicente de Paúl, escoger sus mejores soldados, que libren la batalla contra los males que afectan nuestra sociedad, y nos inspira a formarnos para que nuestra labor cada día crezca en calidad y cantidad.
Mediante estos procesos, san Vicente también nos exhorta a cautivar más reclutas, que porten mejores armas y presten mejores servicios en busca de una sociedad más justa y equitativa.
Cito a Alonso Arias, presidente de la Sociedad de San Vicente de Paúl en Costa Rica, durante su mensaje por el 130 aniversario de presencia en el país:
En el rostro del necesitado nos vemos a nosotros mismos, apoyémonos entre nosotros, entre las ramas, porque todos somos uno, que los lazos de amistad y camaradería no se rompan, es tiempo de estrechar lazos y empujar en un sólo sentido porque el trabajo fuerte apenas inicia, claro está, la mejor parte de la vida es la que falta por vivir.
La seriedad, la responsabilidad y el compromiso, quedan ampliamente demostrados, pero también la ilusión y la alegría de ser parte de esta gran red y aportar nuestro pequeño grano de arena a este proyecto que con la ayuda del Señor y la mediación de San Vicente llevaremos a cabo.
Agradecimiento especial a todos los consocios que han expuesto material de formación, pues uno con otro va formando un cúmulo de aprendizaje y por lo tanto mejorando nuestro servicio, en esta reunión (sábado 22 de noviembre) nos hemos informado desde como empezar el camino, hasta como llegar a ser verdaderos profesionales en el arte de ser vicentino.
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