Todos conocemos la historia de un joven Jesús que asombró a los sabios rabinos del templo. Pero rara vez, por no decir nunca, he pensado en un niño de 8 años del siglo XXI como una imagen de Jesús. Lo hice cuando leí un artículo de la Hermana de la Caridad de Halifax, Nuala Kenny, en la edición en inglés de La Croix. Cuenta la historia de una pequeña de 8 años, parecida a la sabiduría de Yoda, a la que escuchó en su clínica pediátrica.

Tammy, una niña de ocho años con insuficiencia renal crónica y un segundo trasplante fallido, consolaba a una niña de cinco años recién ingresada a la que estaban investigando por insuficiencia renal.

Tenía el brazo alrededor de la niña llorosa y le decía: «No te preocupes. Yo he pasado por todo esto y te ayudaré a superarlo».

Les pido, bajo su propio riesgo, que lo lean de nuevo dejando las palabras calen hondo: «Ahora, no te preocupes. He pasado por todo esto y te ayudaré a superarlo».

Mis reacciones

Cada vez que oigo estas palabras las escucho con un matiz diferente.

• Nunca había oído una explicación tan profundamente sencilla de por qué el Verbo de Dios se hizo carne y entró de lleno en nuestra condición humana. Emmanuel, Dios con nosotros, el Verbo hecho carne dice: «No te preocupes, yo he pasado por todo esto y te ayudaré a superarlo».
• A menudo he oído la frase «Del Pesebre a la Cruz», que resume el continuo desde la Encarnación hasta la muerte y resurrección de Jesús. Jesús dice: «No te preocupes, yo he pasado por todo esto y te ayudaré a superarlo».
• Veo una nueva profundidad en cómo Dios nos ama tanto que envía a su Hijo Jesús para que asuma nuestra fragilidad, vulnerabilidad y dependencia encarnándose y encarnándose. Jesús «se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres» (Filipenses 2, 6). El «siervo sufriente» dice: «No te preocupes, yo he pasado por todo esto y te ayudaré a superarlo».

Jesús y los niños

Jesús mostró a menudo un cuidado especial y un enfoque profundamente contracultural hacia los niños. Pero ahora, cuando leo:

• «Os lo digo solemnemente: si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos» (Mateo 18, 1-6).
• «Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por ocultar estas cosas a los sabios e inteligentes y revelárselas a los niños» (Mateo 11, 25).
• «Quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Mc 10, 15).

… Oiré a una Tammy de ocho años decir «No te preocupes, yo he pasado por todo esto y te ayudaré…».

Me pregunto si soy el único que no puede, y no quiere, sacarse las palabras de Tammy de la cabeza… y si encontraremos una comprensión nueva y quizá visceral de pasajes de las Escrituras leídos tan a menudo.

Probablemente por eso me impactó tanto la reflexión del Papa Francisco sobre la «Pequeñez».

PD El artículo anterior tiene un excelente resumen de 5 frases de un ensayo escrito por Karl Rahner hace casi 50 años: Pensamientos para una teología de la infancia.

Nuala Kenny es Hermana de la Caridad en Halifax, Nueva Escocia y pediatra. Oficial de la Orden de Canadá desde 1999, ha publicado varios libros, entre ellos Healing the Church (Novalis, 2012) y Rediscovering the Art of Dying (2017). Es coautora de Still Unhealed: Treating the Pathology in the Clergy Sexual Abuse Crisis (Novalis y Twenty-Third Publications, 2019).

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk