UNA COSA ES DAR CARIDAD. OTRA COSA MUY DISTINTA ES DAR SENTIDO DE HUMANIDAD, DIGNIDAD Y PERSONA. SI LA PERSONA A LA QUE CUIDAS SALE DE TUS CUIDADOS SINTIÉNDOSE MÁS PERSONA QUE ANTES DE QUE LLEGARA, HABRÁS TRIUNFADO. SÓLO EN ESE CASO.
SAN VICENTE DE PAUL
Hablamos del amor como si siempre fuera maravilloso. Aunque la realidad es que a menudo puede ser aterrador. Cuando alguien se acerca a ti y desnuda su alma hablando de su amor eterno por ti, exige una respuesta. Es como si el amor irrumpiera en tu vida como un intruso exigiendo que tu vida cambie según sus exigencias. Aunque nunca pensemos conscientemente en amar de este modo, puede existir un profundo temor a perder algo de nuestra libertad o autonomía si permitimos que el amor de otro se apodere de nuestra vida.
Este es particularmente el caso de la persona que llamamos Cristo. Puede resultar muy amenazador reconocer la locura del amor de Dios mostrada a través de Su nacimiento en Belén o Su muerte en la colina del Calvario. La opción más segura que se ha utilizado a lo largo de la historia de la Iglesia es adornar la historia en un bonito envoltorio pío o teológico para que la realidad personal de este amor nunca tenga que impactarnos plenamente. Tal vez ha llegado el momento de abandonar nuestro miedo a dejarnos amar plenamente y abrirnos a la plenitud y al amor incondicional que puede existir.
Lo mismo puede decirse de nuestros compañeros o de quienes acuden a nuestros centros de caridad en busca de ayuda. ¿Cómo los acogemos con amor? ¿Los acogemos con empatía y compasión o los vemos como una estadística más en nuestros libros a los que damos asistencia? ¿Tenemos miedo de que, si damos algo de nosotros, podamos perderlo para siempre? El amor, en cualquiera de sus formas, puede ser el regalo más poderoso. El verdadero amor es más profundo de lo que se ve en la superficie, se siente en lo más hondo y tiene propiedades transformadoras. Puede cambiar a una persona por completo.
Es gratis y muy fácil de dar. Hay un dicho muy conocido que dice que la gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo les hiciste sentir. Lo que damos de nosotros mismos es más grande que cualquier vale de comida o cualquier cantidad de dinero, que no son más que bonificaciones.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
- ¿Te cuesta dar un poco de tí mismo a los demás?
- ¿Hay alguien en tu vida de quien olvidas lo que hizo o lo que dijo pero recuerdas cómo te hizo sentir?
De: Firewood for the soul, vol. 1, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill.
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