Era un momento que creo que la mayoría de nosotros temíamos. En las últimas etapas de la formación, hace unos 60 años, recuerdo haber oído las palabras «Sr. Freund, por favor». Las palabras venían del banco del Superior tanto en el Noviciado como en el Seminario Mayor. Quien era llamado tenía que «compartir» los pensamientos que se le habían ocurrido durante el largo período de meditación matinal. El alivio llegaba con la fórmula final «Tal fue, Señor, la suma y sustancia de mi meditación matinal».

San Vicente daba gran importancia a lo que llamaba «Repetición de la Oración». Reunía a sus cohermanos a su alrededor. Luego les pedía que compartieran con la comunidad los buenos pensamientos y resoluciones que Dios les había dado durante la meditación. Incluso en sus viajes, animaba a sus compañeros a compartir las inspiraciones que el Espíritu Santo les había dado.

Sólo recientemente caí en la cuenta de que hoy hablaríamos de «oración compartida».

El viaje a la reflexión mental

He pasado gran parte de mi vida sacerdotal enseñando variaciones de un método que suele llamarse «reflexión teológica». Era popular en los círculos de los seminarios posteriores al Vaticano II. No me di cuenta hasta hace poco de que era una variación de lo que yo temía en el seminario.

Cada semana los estudiantes tenían que elegir algún acontecimiento de su vida y describirlo. Cada semana, en un pequeño seminario de estudiantes, se les pedía que descubrieran algún patrón que pudiera resumir alguna experiencia pastoral en una o dos frases. Quizá «fue una experiencia de establecer conexiones». Por último, se les pedía que exploraran si había alguna resonancia bíblica. «Me recordó la conexión entre Verónica y Jesús mientras le enjugaba la cara».

Se trataba de conectar experiencias y significados.

Uno de estos estudiantes, que ahora es un administrador senior, adaptó el proceso para un seminario de fin de carrera que se utiliza en una gran institución laica. Este seminario ayuda a los estudiantes a destilar lo que han aprendido durante sus cuatro años de experiencia universitaria. Durante décadas, el seminario ha tenido un gran número de participantes.

Hace unos años, también me di cuenta de que ha influido en mi predicación y no está muy lejos del «Pequeño Método» de Vicente para predicar. Qué, por qué y cómo.

Cómo la reflexión mental me da vida hoy en día

Varias personas me han dicho lo mucho que estas reflexiones que publico significan para ellas. Por supuesto, estoy encantado de que este ministerio llegue a la gente. Pero tengo una confesión. Escribo estas reflexiones para mí mismo, para dar sentido a los temas con los que lucho. Se trata de establecer conexiones.

Por supuesto, en esta etapa de mi vida, me he retirado de FamVin.org, que fue mi ministerio diario durante el último cuarto de siglo. Ahora tengo tiempo para utilizar las habilidades que desarrollé para buscar en Internet. Se ha convertido en un ministerio más adaptado a mi proceso de envejecimiento. Utilizo Internet para saber lo que piensan otras personas sobre los temas que me preocupan, una especie de comprobación en oración de mis ideas preconcebidas y mis pensamientos.

Ahora comprendo mejor cómo la repetición de la oración, que antes temía, me ha dado vida de diversas maneras a lo largo de los años.

Mi propósito al compartir este viaje personal contigo es animarte. Aprovecha todas las oportunidades que puedas, especialmente en este Adviento. Sin duda significa renunciar a algo de tiempo. Pero el tiempo dedicado a alimentar la reflexión orante merece la pena. Creo que tú también ganarás perspectiva sobre las cosas que hoy temes. Para mí, se ha convertido en una manera de rezar.

Una sugerencia para rezar

Te sugiero que dediques regularmente un poco de tu tiempo a ampliar tus horizontes más allá de lo que normalmente lees. Utiliza Internet para explorar en oración la amplia variedad de opiniones sobre cualquier tema. Pero, siempre, siempre, pregúntate qué historia o incidente de las Escrituras ilustra mejor una cuestión controvertida.

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk