Entrevista con Jorge Luis Rodríguez, CM, misionero en Angola

por | Dic 13, 2023 | Noticias | 0 comentarios

¿Cuál fue el momento decisivo que te empujó a responder a la llamada misionera y cómo se conecta con la invitación del Papa a “no quitar los ojos de los pobres” (Tb 4,7)?

Antes de tomar la decisión de partir a las misiones, yo me encontraba sirviendo en la Oficina de Comunicación en la Curia General. Eso me permitió conocer a muchos cohermanos y la realidad de la Congregación donde estamos presentes. La misión de Angola me llamó mucho la atención, por los momentos difíciles que estaba atravesando. Comencé a leer sobre la realidad de Angola, a entrar en contacto con los misioneros, y poco a poco se fue convirtiendo en un anhelo de poder llegar a servir y evangelizar a ese pueblo tan necesitado del anuncio del Evangelio y de la promoción humana e integral; en el 2018 lanzamos la Campaña del 1%, que pretendía motival la participación en las misiones internacionales y las misiones en general, de 30 cohermanos, pero no solo en ese número tan reducido, además de incentivar el espíritu misionero en toda la comunidad. Por eso, terminando ese año, le dije al Superior General, padre Tomaž Mavrič, CM, que yo quería hacer parte del 1%, -la campaña estaba surtiendo efecto-. Comencé a hacer los preparativos para la misión. Hubo muchos temores e iba a ser un cambio radical; salir de la seguridad de la Curia y de las comodidades que podía ofrecer una ciudad como Roma, a enfrentarme a una nueva situación de vida.

Cuéntanos sobre el inicio de tu servicio entre los pobres.  ¿Qué primeras experiencias moldearon su enfoque misionero en respuesta al ‘realismo evangélico’ del que habla el Papa Francisco?

Todo inicio es complicado, sobre todo cuando tenemos que enfrentarnos a una nueva lengua y una nueva cultura, y todo lo que eso conlleva. Llegamos como equipo misionero el 18 de mayo de 2022, los tres cohermanos que conformamos la comunidad local, nos conocimos en el mismo aeropuerto ya que llegamos el mismo día y casi a la misma hora. Conformamos la comunidad, los padres Rony Kannaikkal, CM, de la Provincia de India Norte, Suresh Praban, CM, de la Provincia de India Sur, y quien les escribe, de la Provincia de Colombia.

La mayor dificultad que afrontamos al inicio, fue conocernos y ver cómo nos comunicábamos ya que ninguno de nosotros hablaba el portugués, los primeros meses, hablamos en inglés y después de varios meses de clases de portugués, con un profesor de la Escuela de nuestra misión, nos permitió mejorar la comunicación a pesar que hubo momentos de confusión, la gente con mucha paciencia, hizo lo propio para entendernos. El entusiasmo y la alegría de estar en la misión y de vivir la experiencia al tope, hizo que los momentos de dificultad, se fueran convirtiendo más en momentos anecdóticos, que difíciles. Una de esas anécdotas, ocurrió un día que uno de nosotros, hablaba de una bomba, no comprendíamos si era la bomba del agua, o había explotado una guerra; lo que él quería, era pedir era un saco para el “bombó” que es la yuca o mandioca seca que después se muele y con la “fuba” o harina, se hace el “funge” que es uno de los principales platos de la gastronomía angoleña, la mandioca es el producto principal y las familias lo dan como oferta; con su venta, nos ayudamos para el sostenimiento de la parroquia.

Otro desafío, es el conocimiento de la cultura y de la realidad; de una parte, es un pueblo alegre, y lo expresa a través de la música, la danza, las costumbres ancestrales, la comida, las más de 40 lenguas que se hablan en las diferentes provincias, su religiosidad. De otra parte, Angola es un país con una historia de colonialismo por muchos años, de esclavitud, de sufrimientos y guerra; Angola es un país de grandes diferencias, con una riqueza natural, hídrica, orográfica y producción de petróleo, de metales y piedras preciosas es catalogado como uno de los países más ricos de África, pero esta realidad contrasta con una enorme escasez que no deja salir a la población de su pobreza y en algunas regiones, toca la miseria.

Otro de los grandes desafíos que encontramos en Angola, es la brujería y sus diferentes manifestaciones, que se convierte en una realidad que tenemos que evangelizar permanentemente. Hablar de este tema en un párrafo es reducir demasiado un tema que hace parte de la historia de este y de muchos pueblos del mundo. Se puede hablar que es una práctica de magia para lanzar un encantamiento sobre alguien, que generalmente es negativo y lleva consigo la maldad. Toda esta realidad está impregnada de mentira, engaño, ignorancia, una falsa tradición, explotación económica y humana, en la que los más afectados son los pobres, pero particularmente los ancianos que son acusados de feiticheros o brujos y los niños que muchas veces su muerte prematura es atribuida a la culpa los ancianos, que son quienes supuestamente ejercen esta práctica, muchas veces son acusados, castigados, desterrados o muertos por la misma comunidad.

 “¿Puedes compartir una historia particular que ilustre tu encuentro personal con los pobres, a quienes el Papa Francisco describe como rostros e historias, y cómo esto ha influido en tu servicio?”

La vida en Angola está llena de encuentros bellísimos, donde podemos experimentar el apoyo y la generosidad de las personas, en la parroquia, las personas se distribuyen los trabajos por grupos, su participación en la liturgia, los aseos, los trabajos y todos los hacen con diligencia.

Pero hay un momento particular en el cual se expresa aún más la solidaridad del pueblo africano, es el momento de la muerte. El pueblo angoleño está muy tocado por la muerte. Cuando la muerte toca a las puertas de una familia, la tradición es velar al difunto durante 4 días que el cuerpo permanece en la morgue, es una especie de rito llamado “óbito”, en que día y noche se llora a quien ha partido, acompañando este momento de rezos, cantos, danzas y algunos juegos. Pero como se tiene que comer, el pésame viene acompañado de dinero o comida, para mantener estos días a las personas.

La muerte es un paso que no se puede explicar, pero se hace más complejo cuando en la mayoría de las ocasiones se desconoce la causa de la muerte. Me sorprendió mucho la muerte de Emanuela, una niña de unos 8 años perteneciente al grupo de la Infancia Misionera de la Parroquia, su mamá me relató que ese día, la niña estuvo en la escuela, después jugando con sus amigos, y después de cenar estuvieron conversando, después comenzó a cambiar de color y comenzó a vomitar, y de repente murió. ¿De qué? No se sabe y nunca lo sabremos.

Con frecuencia, tocan a nuestra puerta personas, no solo pidiendo, sino también compartiendo alguna parte de su cosecha, de igual manera en las aldeas, donde comparten parte de sus cosechas. Todo esto se convierte en una alegría enorme, ya que, en medio de tanta pobreza, se den estos gestos de generosidad son doblemente meritorios.

“¿Cómo habéis experimentado el compartir y la solidaridad dentro de vuestra comunidad misionera y qué acciones concretas habéis tomado para responder al llamamiento del Papa a compartir no sólo lo superfluo?”

Hay muchas acciones que hemos comenzado, pero son mínimas con relación a los grandes desafíos que trae consigo la pobreza. Con los jóvenes de los grupos de la parroquia se realizan planes de evangelización en las aldeas o barrios, y con ellos en su periodo de vacaciones además de evangelizar, han estado apoyando esas comunidades en la construcción de sus capillas. Las capillas se construyen con adobos de barro y paja, prácticamente son desechables, ya que muchas de ellas con el invierno se caen. Ya durante el periodo de verano, los grupos de jóvenes se han dedicado a apoyar en la reconstrucción de las capillas en algunas de las aldeas, en muchas ocasiones, ellos mismos aportan, no solo de su tiempo, sino también de dinero.

Este año, además de este trabajo, con jóvenes de los diferentes grupos se ha realizado una campaña para la construcción de la casa de un anciano que peligraba de caerse durante el invierno.

Dentro de unas semanas, vamos a comenzar la implementación del proyecto de Pastoral de la Infancia que busca acompañar a madres gestantes e infantes de 0 a 5 años, en su proceso gestación y primera infancia, tanto en la formación para las madres, como el acompañamiento a los niños y ofreciendo para ellos, algo de alimento que ayude a solventar el hambre. Vale la pena decir que la tasa de mortalidad infantil es muy alta en Angola, por lo tanto, queremos con este proyecto, palear un poco esta situación.

 “¿Cómo ha profundizado vuestra fe vuestra experiencia entre los pobres y cómo se refleja esto en vuestra vivencia diaria del carisma vicenciano?”

Una de los mayores peligros que podemos experimentar de frente a la pobreza es acostumbrarnos a ella. Diariamente nos vemos enfrentados a las diferentes situaciones que viven los pobres, el hambre, la desnutrición, las enfermedades y la muerte. Diariamente, tocan a nuestra puerta personas de diferentes edades, con alguna necesidad. De frente a todo esto, lo peor que puede pasarnos es acostumbrarnos a estas situaciones y mirar con indiferencia, los primeros meses nos conmovimos mucho con la realidad, pero con el pasar de los días, uno puede llegar a insensibilizarse, esto es terrible ya que, a quién vamos a anunciar el Evangelio si desconocemos su realidad, si no padecemos sus sufrimientos. Esta es una manera de ponernos en movimiento, de buscar soluciones. No tendremos todo bajo control, y quedarán muchas cosas por resolver, pero sabemos bien que hemos puesto nuestro grano de arena.

 “¿Qué recursos necesita más para avanzar en su misión y cómo puede la comunidad participar activamente en este proceso de apoyo?”

A ejemplo de San Vicente, no podemos obrar de manera improvisada o desconociendo el pasado, este pueblo, esta misión y la Iglesia misma particular tienen una historia y ya han caminado un buen trecho. Nuestros cohermanos que llegaron hace 12 años dieron una orientación a la misión, de esta manera, tenemos que mirar adelante reconociendo lo que ha realizado y buscando nuevos caminos y alternativas.

De frente a las necesidades, que son muchas, pienso que una estrategia y una respuesta es implementar proyectos desde el cambio sistémico, que busque realmente, impulsar acciones que den respuesta de raíz a las diferentes realidades de pobreza.

Creo que la Congregación ya está dando su apoyo, en el mes de septiembre tuvimos la visita del Superior General, el padre Tomaž Mavrič, CM, quien conoció la realidad y nos ofreció orientaciones por donde seguir caminando. De igual forma el asistente general, padre Nelio Pita, CM, siempre ha estado en contacto acompañando y orientando nuestro trabajo en la Misión.

 “¿Alguna vez ha experimentado miedo en su servicio misionero? ¿Cómo ha afrontado estos miedos a la luz del estímulo del Papa a mantener la mirada fija en los pobres?”

Creo que el miedo que más experimentamos es a la enfermedad, sobre todo a la Fiebre tifoidea y al Paludismo, ya que nos debilita mucho, pero como hacen las personas aquí, lo importante es detectarlo, tomar la medicación adecuada y descansar para que la medicina obre y seguir adelante. Una ventaja es que nosotros tenemos la posibilidad de ir al médico, de hacernos un examen médico, de comprar unas medicinas, las personas del común no tienen esa “ventaja”, por eso, como decía antes, no podemos pasar desapercibidos de esa realidad.

“¿Podrías compartir un momento en el que sentiste claramente la presencia de Dios en tu trabajo con los pobres, en línea con la invitación del Papa a ver el rostro de Cristo en los menos afortunados?”

La presencia de Dios la sentimos todos los días, el encuentro con el pobre, es en realidad un encuentro permanente con el Señor, en las calles de nuestro pueblo, en las visitas a las aldeas, en los encuentros con las comunidades, en las formaciones, en las reuniones con los grupos, en todo momento sentimos esta presencia que nos anima y fortalece para seguir adelante.

“¿Qué le dirías a un cohermano que está considerando la vida misionera? ¿Qué palabras de inspiración sacarías del mensaje del Papa para inspirarlo a ‘no quitar los ojos de los pobres’?”

Dejemos pues que sea el Papa Francisco que responda esta pregunta e inspire a muchos cohermanos a que se manifiesten ente la llamada misionera que hace la Iglesia y la CM en estos momentos: “Es fácil, hablando de los pobres, caer en la retórica. También es una tentación insidiosa la de quedarse en las estadísticas y en los números. Los pobres son personas, tienen rostros, historias, corazones y almas. Son hermanos y hermanas con sus cualidades y defectos, como todos, y es importante entrar en una relación personal con cada uno de ellos”. Vamos a la misión!

Jorge Luis Rodríguez, CM
Misión Internacional de Angola
Superior
Fuente: https://cmglobal.org/

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