La primera vez que Federico Ozanam viaja por su cuenta, desde Lyon a París, es el 2 de noviembre de 1831; se dispone a estudiar a la Facultad de Derecho. Parte en diligencia de caballos para cubrir los 470 Km. Tarda tres días y tres noches. Cinco caballos y 18 viajeros, entre la cabina y fuera de ella. Era una especie de caja, donde se estaba condenado a una inmovilidad casi completa. Solo se podía salir dos veces al día, a comer y a cenar.
En Francia se inaugura el ferrocarril de pasajeros en 1831 con un par de líneas de corto alcance.
De la recién inaugurada Rouen-Paris, en 1843 Federico opina del ferrocarril: “Se pregunta uno si no se puede inventar nada más raro que los procedimientos por los cuales se consigue colocar una diligencia sobre raíles y no existe nada más salvaje, más digno de un siglo de barbarie que estos ferrocarriles que no respetan ninguna de las cosas más bellas, ni valles, ni montañas, ni ríos, que lo llenan todo, lo perforan todo y que se lanzan siempre derechos, siempre negros, de manera que esta bonita campiña de Rouen a París se convierte en lo más gris y monótono del mundo”.
Federico viajó a Alemania, a Italia varias veces —el viaje de novios lo pasaron Federico y Amélie en Sicilia—, a Bélgica, Suiza, Londres y España. En diligencia, barco de vapor o tren.
Autor: Juan Manuel Gómez,
vicepresidente de la SSVP en España.
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