Jesús se digna salir del seno del Padre para anunciar la Buena Nueva a los pobres e introducir los cielos nuevos y la tierra nueva.
Parece que, al igual que Jeremías, Juan tiene en sus entrañas cual fuego inapagable la palabra del Señor. Ella hace al hijo de Zacarías e Isabel salir al desierto.
Predica allí Juan a las gentes que se conviertan y se bauticen para que se les perdonen los pecados. Y, por lo visto, este profeta, tenaz al igual que Elías y se viste también como él, atrae a muchos. Pues deciden salir a oirlo todos los de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén.
¿Lo toman ellos por hombre veraz, en el que no hay engaño? ¿Ven ellos que él hace lo que dice? ¿Lo admiran, pues lleva él una vida no convencional del todo, la que es propia de los penitentes? De todos modos, salir ellos a él quiere decir confesar ellos sus pecados y dejarse bautizar en el río Jordán.
Salir del mundo viejo de hombres viejos
Nos toca también a los cristianos dejar la sociedad y salir al desierto. Hemos de hacer un examen de conciencia colectivo y confesar nuestros pecados para preparar el camino del Señor. Ésta es una forma de esperar y apresurar la venida del Señor. Y de los cielos nuevos y de la tierra nueva, en los que habite la justicia.
Mas no se ha de tomar tal dejar y salir por cambio de lugar geográfico no más. Nos podemos quedar en la sociedad con tal de que no vivamos como se vive en ella de forma convencional. Es decir, hemos de acoger la Buena Nueva y vivir de acuerdo con ella. Y, claro, esto exige cambio de la mente, del corazón, de la conducta.
Por lo tanto, ya no nos hemos de encerrar en nuestros intereses. Ni en nuestras guaridas. Pues no hay que ser como los caracoles que temen lo que puedan hallar fuera (SV.ES XI:397).
Y, sobre todo, nos hemos de revestir de Jesucristo y procurar ser de los llamados dichosos por él, el más dichoso de todos.
Señor Jesús, haz que los que vivimos en ti por tu muerte muramos en ti por tu vida y que nuestra vida esté oculta en ti y llena de ti y que vivamos como tú para que muramos como tú (SV.ES I:320). Concédenos salir a ti y vivir de acuerdo con tu Buena Nueva y vivir lo que recordamos en la Eucaristía. Así como vivimos, pues nos das de comer tu cuerpo y de beber tu sangre, que así también ayudemos a los demás a vivir mientras les atendemos en su pobreza. Que tu propia vida que nos compartes nos dé fuerzas para asistir a los demás hasta que nos abatamos. Lograremos así vivir como tú y morir como tú mientras amamos a los demás hasta el fin, al igual que tú.
10 Diciembre 2023
Domingo 2º de Adviento (B)
Is 40, 1-5. 9-11; 2 Pt 3, 8-14; Mc 1, 1-8
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