Jesús nos ha elegido y llevado a su casa. Y nos ha confiado él tareas que se han de cumplir mientras esperamos su vuelta.
No, no somos pocos los que no cumplimos las tareas que se nos han confiado. ¿Se debe esto a que no somos de los sensatos, hacendosos, atrevidos y emprendedores? Y por tardarse mucho tiempo nuestro Señor, ¿no quedamos nosotros menos ilusionados, apasionados y entusiasmados por llevar a cabo nuestras tareas?
Pero en todo caso, se nos advierte, claro, a los que no tomamos en serio nuestras tareas. Pues nuestro Señor, al volver a su casa, no nos quiere hallar dormidos, Mas lo que se nos dice a los flojos, se les dice a todos: «¡Velad!».
Se nos urge, sí, a todos los que nos decimos de Jesús a velar. Es que no se sabe cuándo volverá él. No se sabe si vendrá al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o al amanecer. Se nos deja claro, por lo tanto, que no se puede dormir; hay que vivir despierto.
Y se ha de velar cual el portero de la casa (Comentarios al evangelio 6 y 8). O cual el jugador en espera del número de la suerte o el profeta atento a los signos. O cual la novia que anhela la llegada del amado o el guardaespaldas para defender al encomendado.
Es decir, se nos pide a los que nos hallamos en la casa de Jesús que mantengamos vivo en medio de nosotros su espíritu. Y él es el solo Señor de la casa, pero aún así sirve a los demás. Por lo tanto, mantener vivo su espíritu quiere decir tomarnos por siervos, y no señores. Nos toca, pues, cumplir nuestras tareas y contribuir a que el mundo sea más justo, solidario y digno de los hombres. Y si esto lo hacemos con ilusión, pasión y entusiasmo, quedará claro, sí, que velamos y vivimos despiertos de verdad.
Señor Jesús, concédenos conocer el amor en tu casa, en particular, tu amor inventivo, para que no nos olvidemos de ti y no se nos vuelvan fríos los corazones (SV.ES XI:65). Y haz que no cejemos de preguntar qué harías tú si estuvieras en nuestro lugar (SV.ES XI:240), para que sepamos las tareas que se han de llevar a cabo.
3 Diciembre 2023
Domingo 1º de Adviento (B)
Is 63, 16b-17. 19b; 64, 2-7; 1 Cor 1, 3-9; Mc 13, 33-37
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