¿Todo el mundo quiere cambiar tu forma de pensar?

A veces parece que todo el mundo quiere cambiar nuestra forma de pensar. Probablemente siempre ha sido así. Pero, sin duda, parece más cierto ahora en nuestras polarizadas vidas.

Políticamente, la gente quiere que pensemos bien conservador, bien progresita. Científicamente, debemos elegir entre ver el cambio climático como una realidad o como un engaño. Religiosamente, ¡parece que alguno ni siquiera está seguro de que el papa sea católico!

Muchos están confusos. La gente vuelve a preguntarse «qué es la verdad», pero… cree sólo en su versión de la verdad. A menudo, todo esto llega a un punto crítico incluso en el seno de nuestras familias.

¿Incluso Dios quiere que cambies de forma de pensar?

Por supuesto. Dios incluso envió a Jesús para hablarnos de cambiar nuestra forma de pensar.

Por supuesto, ¡Dios envió a muchos otros mensajeros antes que a Jesús! Los llamamos profetas. Tienen nombres como Isaías, Jeremías, Oseas y Ezequiel. Estos profetas no decían el futuro. Eran mensajeros de Dios que señalaban hacia dónde se dirigían las vidas si la gente no cambiaba su forma de pensar. Otras veces, pintan un cuadro de esperanza y aliento.

Según Jesús, el más grande de los profetas fue su primo Juan el Bautista. El mensaje de Juan era directo. Arrepiéntete. Cambia tu forma de pensar… y de actuar. Pero a la gente no le gusta que la desafíen a cambiar su forma de pensar, y mucho menos su forma de actuar. Así que Juan perdió su cabeza.

Jesús retomó el tema: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca». Arrepentirse significa cambiar la forma de pensar.

Pero Jesús no era un profeta cualquiera. Era la Palabra hecha carne… y un maestro de la narración. La gente podía identificarse con cada una de las historias que contaba.

Sin embargo, vemos cómo a menudo se escapaba el objetivo de las historias … cambiar su forma de pensar. Piensa en su clásica historia del Buen Samaritano. Desafió a los maestros de la ley a cambiar su forma de pensar sobre quién era su prójimo y su responsabilidad de cuidar a los heridos en la vida. No estaban muy contentos con ese desafío a su forma de pensar.

El mayor desafío a nuestra forma de pensar

¿Cuál crees que es el mayor desafío a nuestra forma de pensar?

Jesús es el mayor desafío para cambiar nuestra manera de pensar. Incluso más que sus historias y sermones, el hecho de que la Palabra se hiciera carne fue su mayor desafío a nuestra forma de pensar.

Vino a nosotros cuando estábamos tan atrincherados en nuestra forma de pensar que no podíamos creerle. Sí, estaban dispuestos a seguir a Dios … ¡el Todopoderoso, el Rey, el gobernante! .. no a un Dios siervo.

Jesús sabía lo difícil que era cambiar nuestra forma de pensar sobre Dios, así que nos mostró lo que significaba servir. Así que después de su última Cena, él, el Hijo de Dios, ¡les lavó los pies! Hizo un acto de servicio. «Si yo, a quien consideráis vuestro Señor, os he lavado los pies, lavaos los pies los unos a los otros. Hacedlo en memoria mía y del ejemplo que acabo de daros».

Y para que supieran que lo decía en serio, aceptó todos los sufrimientos que conllevaba su crucifixión. La cruz demostró que el amor al prójimo no tiene límites.

Pablo lo entendió cuando escribió sobre tener la misma forma de pensar que Jesús (ver Filipenses, 2,5 ss).

Desde entonces hemos estado lidiando con esta llamada a cambiar nuestra forma de pensar… a pensar como Jesús, que rezó la noche antes de morir para que todos fuéramos uno, no sólo de palabra, sino también en la acción.

¿Cuánto cambia esto tu manera de pensar sobre Dios y sobre cómo debemos amar a nuestros hermanos y hermanas?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk