Invisible People, la web dedicada a aumentar la visibilidad de las personas sin hogar y los problemas a los que se enfrentan, encargó un amplio estudio hace unos años y es bueno seguir reflexionando sobre las distintas partes de sus resultados.
Presentan una interesante lista de la variedad de formas en que la gente ve a las personas sin hogar.
- Defensor implicado – aquellos que se sienten cómodos cerca de las personas sin hogar y se sienten incluidos en la lucha por encontrar soluciones.
- Ayudante vacilante – partidarios de la acción gubernamental con dudas o temores personales sobre las personas sin hogar.
- Ignorador activo – personas con bajos niveles de implicación política que sienten que el sinhogarismo no es su problema.
Escéptico obstinado – los más preocupados por los problemas de calidad de vida que achacan a las personas sin hogar.
Dos preguntas
Obviamente, estos públicos aportan diferentes niveles de comodidad, conocimiento e implicación a los debates sobre los sin techo. Propongo dos preguntas:
- ¿Dónde encajas tú?
- ¿Cómo fomentas las conversaciones con personas que viven en categorías distintas a la tuya?
En primer lugar, permítanme decir que es importante reconocer mi propia postura. Soy consciente de que mi postura sigue evolucionando con los años. También reconozco que evoluciona a medida que he ido conociendo a más personas sin hogar y los problemas a los que se enfrentan.
En segundo lugar, permítanme decir que es importante reconocer lo que hay detrás de la forma en que cada grupo llegó a su planteamiento inicial. Si quiero formar parte de la solución, me doy cuenta de que debo aprender a encontrarme con la gente con una actitud abierta respecto a de dónde obtienen su información.
Diferentes puntos de partida
A la hora de formarse una opinión sobre los sin techo, la mayoría de la gente parte de lo que ve en la calle y en las noticias de la televisión local.
En la calle, el público observa un campamento nuevo o en expansión, o a una persona en un momento de crisis, lo que refuerza la percepción de que el sistema está fallando y el problema se está agravando. En las noticias locales, la gente escucha una mezcla de historias que despiertan simpatía o miedo, centradas en personas concretas y a veces excepcionales.
Ya sea en las noticias o en público, lo que capta la atención de la gente suelen ser las historias menos representativas: una persona que sufre una crisis en público, o alguien cuya biografía hace que su historia destaque. Por suerte para los defensores, las historias simpáticas suelen ser las que más resuenan. Cuando se les pide que recuerden lo que han oído sobre las personas sin hogar, lo más frecuente es que recuerden ejemplos que les han tocado la fibra sensible o les han inspirado.
¿Qué se echa en falta?
Creo que a menudo lo que la gente pasa por alto son las paradojas de las personas sin hogar. Una de las cosas que más aprecio de Invisible People es que capta muy bien lo que resume una cita de su estudio.
«Las personas sin hogar son a la vez vulnerables y fuertes, victimizadas y capaces, criminalizadas e inocentes, vistas e ignoradas voluntariamente».
Me pregunto si han pasado por alto otro factor. El refuerzo del grupo: lo que piensan y refuerzan los de su propio círculo de amigos.
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