Muchas generaciones de madres han engatusado a sus hijos con «Pruébalo. Te gustará» (parece que todas fueron a la misma «escuela de mamás»).

Un famoso laico del siglo pasado, Chesterton, lo utilizó en un sentido diferente: «El ideal cristiano no se ha probado y se ha encontrado deficiente. Se ha encontrado difícil; y dejado sin probar«.

Me pregunto si tal vez deberíamos utilizar el enfoque de «pruébalo, te gustará» para la sinodalidad.

Caminar juntos

Viajar juntos a lo largo de la vida puede ser una hermosa experiencia, aunque esté llena de muchos sufrimientos y crisis. Pregúntenle a cualquier pareja que, después de 50 años de tránsito, aún se tomen de la mano al caminar.

Por otro lado, sabemos que caminar juntos no siempre funciona. Muchas parejas realmente no conocen, entienden y se comprometen a caminar con otra persona imperfecta.

Dios nos pide que caminemos juntos.

Desde el principio, Dios pide a Adán y Eva que caminen juntos y sean fecundos y se multipliquen.

Pero parece que perdieron de vista la idea de caminar juntos con Dios y con toda la creación. Se volvieron egoístas. Comieron el fruto del egocentrismo, que Dios sabía que les enfermaría… hasta la muerte.

Entonces Dios tuvo que recordar a Israel que habían sido elegidos para una misión: ser luz para todas las naciones.

Pero aún así cortocircuitaron lo que Dios tenía en mente.

Con el tiempo llegaron a pensar que el pacto se refería sólo a los miembros de las 12 tribus y se resumía en 10 mandamientos, 613 leyes, en su mayoría prácticas alimentarias.

Jesús vino a aclarar lo que Dios tenía en mente

Jesús aclaró que «Padre nuestro» se aplicaba a todos las criaturas por Dios.

Lo enseñó compartiendo comidas con todo tipo de «impuros»: pecadores, recaudadores de impuestos e incluso leprosos. Se relacionó con una samaritana, algo inaudito tanto por ser samaritana como por ser mujer. Resumió toda la ley y los profetas. Ama al Señor tu Dios sin reservas… y a tu prójimo tanto como a ti mismo.

Jesús rezó para que «todos sean uno».

¡Y fue aún más lejos!

Jesús nos lo demostró.

Les lavó los pies (y nos pidió que hiciéramos lo mismo) en memoria suya. Vimos cómo era el amor incondicional de Dios. Jesús dio su propia vida como ejemplo para nosotros.

El Camino Sinodal

El Papa Francisco nos pide que intentemos algo que rara vez hemos experimentado en nuestras vidas… «caminar juntos».

Sin embargo, en realidad no es algo nuevo.

Remontémonos al primer concilio de Jerusalén, donde los santos Pedro y Pablo y los representantes del pueblo debatieron las cuestiones polarizantes de la Iglesia primitiva. Eran tan polarizantes, si no más, que los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día. (Véase «La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia«).

El papa Francisco en sus escritos subraya que todos estamos conectados con todos («Fratelli Tutti«) y con todo («Laudato Si«).

Nos pide que lo intentemos. Y, con suerte, descubriremos que, de hecho, todos somos hermanos y hermanas responsables los unos de los otros y de nuestra casa común… ¡y que nos gusta!

El Pueblo de Dios, «manifiesta y realiza en concreto su ser comunión en el caminar juntos, en el reunirse en asamblea y en el participar activamente de todos sus miembros en su misión evangelizadora». (La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, documento preparatorio, nº 6).

¿Hemos probado ya a caminar juntos?

• ¿Ponemos límites a con quién caminaremos?
• ¿Cómo podemos comprender lo que es caminar en loszapatos del otro?
• ¿Las voces de quién han sido excluidas de la mesa?
• ¿Somos realmente conscientes de la «Buena Noticia» de que todos y todo está conectado?
• ¿Nuestro corazón arde con la misión de Jesús de ayudar a todos a tomar conciencia de esta buena noticia?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk