«Esta virtud de la sencillez nos ayuda en el momento de obrar a elegir bien los medios para conseguir el fin. Para nosotros será siempre una cosa sagrada el usar medios divinos para las cosas de Dios y sentir en todo según el sentir y pensar de Cristo y nunca según el sentir del mundo, ni según los raciocinios frágiles de nuestro entendimiento. Así seremos prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas» (RC. II, 5).
Vicente de Paúl
Reflexión:
- Seguimos desgranando y aprovechando la reflexión del sr. Vicente acerca de la sencillez. Como en tantas ocasiones el punto final nos ayuda a situar las líneas anteriores: “así seremos prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas”. Que recuerde es la vez primera que cita el texto evangélico en su totalidad trayendo a cuento el “prudentes como las serpientes”… ¡No debía gustarle mucho el reptil!
- Comienza la reflexión desde un punto de vista sumamente interesante: “nos ayuda (la sencillez) en el momento de obrar a elegir bien los medios para conseguir el fin”. Es decir, que la virtud no sólo tiene valor en sí misma sino que es útil para elegir los medios precisos para lograr un fin concreto. Ciertamente que también afirma que “el usar medios divinos es una cosa sagrada”. El esfuerzo, por tanto, en encontrar medios adecuados no es una cuestión baladí.
- En este sentido anima a sus misioneros (el texto, no olvidemos, es de las Reglas Comunes) a identificarse en su ser y actuar con Cristo (“sentir según el sentir y pensar de Cristo y nunca según el sentir del mundo, ni según los raciocinios frágiles de nuestro entendimiento”). Esta idea le llevará a una de sus más profundas intuiciones cuando afirme que Cristo es “la Regla de la Misión”. Ciertamente que todo ello está en función de las “cosas de Dios”.
- Esta última cuestión nos pone en tesitura de si cuando las “cosas no sean de Dios” nuestro actuar debe ser el mismo. Posiblemente no cabe esta cuestión en la mente del sr. Vicente e identificará todas nuestras actuaciones como directamente al servicio de Dios y, por ello, todas las cosas serán de Dios y alejadas del sentir del mundo y del raciocinio de nuestro propio pensamiento. La única perspectiva que cabe es la de Dios y sólo desde Dios podemos encontrar los medios para llevar a cabo nuestra actuación.
Cuestiones para el diálogo:
- ¿Hasta qué punto nos importa la configuración con Cristo a la hora de buscar los medios para nuestra acción?
- ¿Qué significado le damos a la expresión “la Regla de la Misión es Cristo”?
- ¿Cómo andamos de “palomas” y “serpientes”?
- ¿Reflejan nuestras decisiones “prudencia” y “sencillez”? ¿En qué proporción? ¿Qué riesgos conllevan?
- ¿Es renunciable “el sentir del mundo” y “los raciocinios de nuestro pensamiento” a la hora de enfocar la compleja problemática actual del mundo?
Mitxel Olabuenaga, C.M.
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