Jesús es signo de contradicción. Hace él que salga a la luz lo que guardamos en el corazón. No nos puede sino retar a ser veraces.
No deja de retar Jesús a los sabios y entendidos a que elijan lo bueno que aprendan y reciban. Es decir, pide que se porten según su mejor saber los sumos sacerdotes, los ancianos del pueblo, los escribas, los fariseos. Él los pone en apuros y les cuestiona.
Los cuestiona y les dice: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas van a entrar en el reino de Dios antes que vosotros». Es que admiten ellos que el hijo que dice «no» es el que se arrepiente y termina con hacer lo que quiere el padre. Mas ellos no se ven con necesidad de arrepentirse.
Y los cuestiona Jesús una vez más y les advierte: «Os digo que se os quitará a vosotros el reino de los cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos». Pues ellos saben qué hará el dueño de la viña a los labradores malvados y homicidas. Pero no se les ocurre tomarse por cómplices de los que asesinan a los profetas, a los enviados de Dios.
Sí, los sabios y entendidos se muestran ciegos del mismo modo que el rey David. Éste oye al profeta Natán hablarle de un hombre rico que se ha abusado de un vecino pobre. Y el rey se pone furioso contra el hombre rico. Pero luego le dice el profeta al rey: «Tú eres ese hombre». El profeta le abre, pues, los ojos al rey. Y con retar Jesús a los sabios y entendidos, también les abre él los ojos a ellos.
No nos deja de retar Jesús a que no nos volvamos ciegos.
Creemos, claro, que somos los nuevos labradores de la viña de Dios, su nuevo pueblo. Pero escogernos Dios quiere decir asegurar nosotros que demos fruto. Que le entreguemos los frutos que le correspondan. En otras palabras, elección quiere decir obligación (véase Amós 3, 2).
Por lo tanto, como la viña de Dios, como su pueblo, nos tenemos que preguntar: ¿Producimos los frutos que Dios espera de su pueblo? ¿Somos justos con los en las periferias y nos mantenemos solidarios, compasivos con los que sufren? ¿Perdonamos?.
Y, ¿sabemos responder a los que nos quieren retar a que hagamos un serio examen de conciencia? Además, ¿no caemos víctimas de los que nos tientan a hacer pacto con los que gozan de poder, dinero, prestigio?
No, no es de dudar de que tenemos razón para escuchar bien a san Vicente que nos advierte: «Temamos … que Dios nos quite esta cosecha que nos ofrece; pues, cuando uno no usa sus gracias de modo debido, él se las pasa a otros». Y cuando no hacemos todo lo que nos da a conocer Dios que pide de nosotros (véase SV.ES XI:398).
Señor Jesús, nos buscas retar a ser fieles a tu llamada. Derrama sobre nosotros tu Espíritu, para que nuestra vida dé fruto abundante. Nútrenos con tu cuerpo y sangre; permanece tú en nosotros y haz que permanezcamos en ti. Pues sin ti no podemos dar fruto.
8 Octubre 2023
27º Domingo de T.O. (A)
Is 5, 1-7; Fil 4, 6-9; Mt 21, 33-43
0 comentarios