San Vicente de Paúl nos enseña que «no podemos asegurar mejor nuestra felicidad que viviendo y muriendo en el servicio de los pobres «.
Cientos de fieles se unieron a los sacerdotes y hermanos de la Congregación de la Misión en la Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de Filadelfia (EE.UU.), el 27 de septiembre, para una Misa Solemne celebrando a san Vicente y su virtuoso ejemplo. El acompañamiento musical del mundialmente conocido coro Gen Verde realzó el servicio de la tarde e inspiró aún más a los fieles a abrazar el carisma vicenciano.
«El carisma no es sólo un lema o un eslogan. Es la experiencia interior de Vicente —dijo el P. Thomas McKenna, CM, en su edificante homilía—. Es el vínculo que le unía con todos aquellos cuyo objetivo era llevar la buena noticia a la gente que sufría la pobreza. Y por eso le honramos hoy poniéndonos en contacto con esta misma experiencia, es decir, la constatación de la pobreza que hay en nosotros y la conciencia de la pobreza que existe a nuestro alrededor, junto con el deseo de estar al servicio de todas esas personas».
Un catalizador para la acción popular
Ante todo, San Vicente fue un catalizador de la acción popular. Ocho años antes de fundar la comunidad religiosa de la Congregación de la Misión en París, en 1625, organizó a las mujeres de una pequeña parroquia de la región francesa de Lyon para servir a los necesitados de su comunidad.
«Una de las características de Vicente es que realmente creyó en la unión de las personas para que trabajaran juntas —explicó el P. John Kettelberger, CM—. La primera organización que fundó Vicente fue para laicos, la Cofradía de la Caridad. Era práctica en un entorno parroquial, llevando comidas a los hogares de las familias y manteniendo limpias sus casas. Y no se limitaba a llevar la comida, sino que se comprometía con ellos, reconociendo su dignidad como personas».
Más tarde, San Vicente se asociaría con santa Luisa de Marillac para fundar la Compañía de las Hijas de la Caridad.
Con verdadero espíritu vicenciano, se animó a los asistentes a la Misa de la Solemnidad a que trajeran calcetines y guantes nuevos para distribuirlos entre las personas sin hogar de la comunidad del Santuario Basílica de Filadelfia. A lo largo de la misa, Gen Verde interpretó canciones que iluminaron el servicio. El grupo contó con 19 cantantes e instrumentistas que representaban a 14 naciones diferentes de los cinco continentes.
Sinergia con los Vicencianos
«(Los vicencianos) sienten que las canciones que cantamos expresan realmente su carisma y lo que sentimos es una verdadera sinergia con los vicencianos», dijo Nancy Uelmen, miembro del Gen Verde de California.
El grupo tenía previsto actuar en el Santuario Basílica en 2020, pero el evento se canceló debido al inicio de la pandemia de coronavirus. Ahora están de gira por Estados Unidos para preparar una actuación en el Encuentro de la Familia Vicenciana de Norteamérica, que se celebrará en Chicago en octubre.
«Lo que siento (en la Basílica Santuario) es un profundo respeto y amor por María y las personas que realmente quieren seguir los pasos de san Vicente Al servicio a los pobres, queriendo ayudar a los demás —dijo Uelman—. Es una expresión del corazón del cristianismo».
Fuente: https://miraculousmedal.org/
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