Jesucristo está siempre en su Iglesia. Está él, sí, en medio de los que logramos reunirnos en su nombre por la gracia de Dios.
Quiere Jesús que los discípulos tomemos por cierto que se nos dará lo que pidamos, pero con una condición: tendremos que ponernos de acuerdo para pedirlo. Y él es el que hace que sea eficaz el ponernos de acuerdo. Pues reunirnos dos o tres en su nombre quiere decir estar él en medio de nosotros.
Y tales palabras de Jesús nos dan nuevas fuerzas a los que nos encogemos antes los fracasos. También ante las facciones, los abusos, los escándalos y las injusticias que hay en la sociedad y la Iglesia. Pues, sí, lo que más cuenta es que esté él con nosotros al reunirnos en su nombre. Aun seamos dos o tres no más.
Él vive, de verdad, y se queda con nosotros de modo real; nos anima él, guía y sostiene. Da sentido él aun a nuestros fracasos y nos hace fuertes a los débiles. Y nos da a conocer que su Iglesia no se limita a los que lideran a los demás. Pues son la Iglesia también los pequeños que creen de forma sencilla y no hurgan (SV.ES XI:120). De hecho, en la vida de ellos echa raíces hondas, crece y florece la Iglesia.
Por lo tanto, no hay que asociar la Iglesia con lo que la asociábamos antes: un gran número de feligreses que no dejamos de reunirnos en grandes y hermosas Iglesias, asombrados por los ritos solemnes. Y también por los lienzos de seda y los vasos de oro. Más bien, hemos de tomarnos en cuenta a nosotros mismos, si es que pocos podemos reunirnos en una ermita no más. O en casa o en un campo de trigo o arroz. No, los pequeños no adornamos las iglesias, pero no le tenemos en poco tampoco a un hermano o hermana pobre.
Señor Jesús, concédenos lograr siempre reunirnos en tu nombre y tenerte a ti en medio de nosotros. Nos contagiaremos así de tu Espíritu y seremos de un solo pensar y sentir, para que ya no haya entre nosotros ningún hermano o hermana pobre. Nútrenos con tu Palabra y con tu Cuerpo y Sangre, para que hallemos un remedio para nuestros pecados y cobremos fuerzas para obrar contigo por un mundo más justo y humano.
10 Septiembre 2023
23º Domingo de T.O. (A)
Éx 33, 7-9; Rom 13, 8-10; Mt 18, 15-20
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