Del 29 de julio al 1 de agosto, mil trescientos jóvenes vicencianos provenientes de 55 países distintos se reunieron en Felgueiras para el Encuentro Internacional de Jóvenes Vicencianos. El lema fue una cita de San Vicente de Paúl: «No soy de aquí ni de allá, sino de donde Dios quiera que esté».
Este encuentro, que tuvo lugar en la Escuela Secundaria de Felgueiras, tenía estos objetivos 1) facilitar una vivencia de la universalidad de la iglesia y del carisma vicenciano, 2) despertar la vocación misionera vicenciana y su transmisión, así como 3) sensibilizar sobre la actualidad del carisma vicenciano.
El 29 de julio, primer día del encuentro, tuvo lugar la recepción y acogida de jóvenes vicencianos de diversos rincones del mundo, y la apertura del encuentro, donde cada país tuvo la oportunidad de presentar una canción y/o una danza típica de su país.
El día 30 de julio comenzó con la eucaristía, presidida por el superior general de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad y director general de la Juventud Mariana Vicenciana, P. Tomaž Mavrič, CM. A lo largo del día los jóvenes participaron en talleres y sesiones de formación sobre diversos temas: Laudato si’, misión, papel de los jóvenes en la política, Familia Vicenciana, y jóvenes y vocación, entre otros. Al final del día, los jóvenes vicencianos se unieron a otros jóvenes que participaron en los «Días en las Diócesis» en Felgueiras para una fiesta internacional.
El día 31 de julio comenzó con la Eucaristía presidida por el provincial de la Congregación de Misión y asesor nacional de JMV, P. Pedro Guimarães, CM. A lo largo de este día continuaron los talleres y las sesiones de formación. Por la noche, después de la cena, los jóvenes se unieron a una procesión de velas y rezaron el Rosario, un paseo que comenzó en el Ayuntamiento de Felgueiras y terminó en el Santuario de Santa Quitéria.
El 1 de agosto fue el día de la despedida. Temprano por la mañana, los jóvenes rezaron la oración de envío y se dirigieron a Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud.
Han sido días intensos en los que los jóvenes pudieron compartir sus vivencias y experiencias vicencianas. Ahora que el encuentro ha terminado, rezamos para que este tiempo nos renueve en la esperanza de vivir la alegría de la misión que Cristo nos confió: el estilo vicenciano.
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