Ya sabes que vienen preguntas como éstas:

• ¿Cómo se convierte la gente en sin techo?
• ¿Por qué no tienen una cama donde dormir?
• ¿Cómo podemos ayudar a los sin techo?
• ¿Qué hacemos primero?

Preguntas y respuestas apropiadas para cada edad

Los niños en tu entorno van a querer saber por qué esa persona está durmiendo en la acera o empujando un carrito de la compra lleno de pertenencias.

Tienes que estar preparado con respuestas sencillas, claras y compasivas.

En el caso de un niño pequeño, puede que tengas que explicarle un poco más cómo los pisos, la comida y la ropa cuestan dinero.

Con tu hijo preadolescente, puedes hablar más de cómo la gente a veces pierde su trabajo o tiene problemas médicos o de otro tipo que les impiden tener un empleo.

También puedes mencionar que los alquileres están subiendo y que no hay casas suficientes para todos.

Un estudiante de secundaria puede enfrentarse a un debate más detallado sobre la falta de viviendas asequibles y las dificultades para encontrar trabajo si no tienes coche o tienes niños que cuidar en casa.

Si tu hijo tiene seis años o menos, probablemente oirás hablar mucho del por qué.

Cuando se lo expliques a un niño pequeño

Tómate un momento para hacerles saber con delicadeza que están a salvo, aunque otros puedan estar pasándolo mal.

Y luego, sé tan franco como consideres apropiado sobre lo que ven.

Profundizando

Los preadolescentes suelen querer más detalles y hacer preguntas basadas en soluciones.

Les oirás hablar mucho de CÓMO.

Una vez superados los aspectos básicos, los adolescentes que expresan curiosidad suelen estar orientados a la acción, así que aquí vienen las preguntas sobre el QUÉ.

¿Qué podemos hacer para acabar con el sinhogarismo?

Es una pregunta muy buena.

Necesitamos más viviendas asequibles en nuestra comunidad.

Podemos unirnos a un grupo de acción comunitaria y hacer saber a los dirigentes locales que apoyamos la construcción de viviendas accesibles y asequibles para las personas y familias de nuestra comunidad.

También necesitamos un mejor acceso a la sanidad y más programas de apoyo al empleo.

Empezar por lo sencillo… Seguir escuchando

Cuando los niños a los que quieres empiecen a preguntar por las personas sin hogar que ven en su barrio, empieza de forma sencilla y sigue escuchando mientras el niño responde a tus respuestas.

Sea cual sea su edad, intenta responder con empatía.

Hazles saber que ver a personas sin hogar también te entristece a ti.

Independientemente de su edad, puedes decirle que hay soluciones.

Conseguir que las personas tengan una vivienda con el apoyo que necesitan podría cambiar innumerables vidas.

Hagas lo que hagas, no ignores estas preguntas con respuestas como: «No te preocupes, o «eres demasiado joven para entenderlo».

Ningún niño es demasiado pequeño para aprender empatía y bondad.

Si siembras pronto las semillas de la compasión, nuestras comunidades serán más fuertes y más equitativas para todos.