Con motivo de unas conversaciones culinarias nació el proyecto horno solidario.
Una cosa que hacen muy bien muchas personas tiene que ver con el tema de la alimentación y más en concreto con la repostería. ¡Cuantas personas de algunas comunidades nos deleitan con sus queques, pan de mujer, arroz con leche, pan de guineo, pollos asados, etc.!
¿Por qué no embarcarse en un proyecto enfocado para emprendedores que quisieran trabajar para sus familias y para la comunidad?
El primer problema como siempre suele ser el económico. Esa es una dificultad grande para realizar proyectos.
La iniciativa parece muchas veces fácil en teoría pero el llevarlo a cabo o realizarlo es otra cosa.
Hay material humano para realizarlo y solo hay que buscar la financiación. Pues manos a la obra y a buscarlo.
Por medio de la hermana de P. José María Ibero, CM, se hicieron las gestiones para este proyecto desde el ayuntamiento de Aibar (Navarra, España). Y la respuesta fue un SÍ mayúsculo para dicho proyecto. ¡Cuantas personas de buen corazón apoyaron para que esto fuera una realidad y no solo meras ideas! ¡Cuantas personas alegres, felices, contentas porque el proyecto se ha llevado a cabo en Honduras!
Una de las personas discapacitadas, en silla de ruedas, nos decía: “gracias por tenernos en cuenta” (Bartolo, de la comunidad de santa Isabel). Lo decía desde el corazón.
Y no nos queda más que ser agradecidos por este pequeño proyecto que se ha hecho posible aquí en Honduras, en la parroquia Santiago Apóstol de Cuyamel. Personas de comunidades de la carretera y de la montaña se van a beneficiar de ello. Son personas particulares, pero con un gran sentido de comunidad. Porque, en definitiva, las comunidades mismas se van a beneficiar de este proyecto del “horno solidario”.
Incluso algunas personas, el mismo domingo que se entregaron los hornos, a la tarde ya comenzaron a poner en práctica el quehacer de los hornos y ya tenemos las imágenes de ricos panes y algún que otro queque que lo evidencian. Dixa (catequista de la comunidad de santo Tomás) nos mandaba algunas fotos que ponen de manifiesto lo realizado en esa pequeña comunidad de la montaña, dando nuevamente las gracias por el horno, con unas palabras muy sentidas: “cuando hagamos un poco de dinero lo dedicaremos a ayudar a los enfermos de cáncer que se están ayudando desde la parroquia”.
Lucy de Santos (animadora de Comunidad Eclesial de Base de la comunidad de Masca),que al igual que Dia ya ha comenzado a preparar ricos pan de mujer y algún que otro “quequito”.
Rubenia Erazo (catequista de la comunidad de montaña llamada Nueva concepción y cuyo esposo tiene cáncer y madre de 9 hijos), nos decía: “¿se acuerda de las veces que traía ese pan que tanto le gustaba para las reuniones de las catequistas? Pues voy a volver a hacer de ese mismo pan y más cosas para sacar un dinero para estas medicinas que tanto necesita mi esposo y venderlo en la comunidad de Masca, en Nueva concepción, en Miramar…»
Y para los curiosos: ¿cuánto ha costado dicho proyecto? Algo más de 1.500 euros que, al cambio, son 45.000 lempiras: 260 euros por cada uno de los hornos: siete hornos que han sido entregados y que servirán para ayudar a algunas familias, pero, lo que es más importante, para ayudar a la comunidad.
Detrás de cada horno hay una persona, una familia, una comunidad que ha sido beneficiada.
Tan solo queda decir GRACIAS de nuestra parte y de parte de nuestra querida HONDURAS.
Félix Mariezkurrena, C.M.
Misionero de la Provincia de Zaragoza de la Congregación de la Misión,
destinado en Cuyamel (Honduras).
Fuente: http://pauleszaragoza.org/
0 comentarios