Jesús es la mejor prueba que puede darse del amor de Dios hasta el fin. Saborear tal amor es conocer al que nos crea y nos acompaña y nos alienta.
Los que valoran la ley, la Torá, no la pueden sino saborear. Pues ella es más dulce que la miel. Es cierto entonces que Jesús, quien cumple la ley y los profetas, enseña con deleite que Dios es uno. Y les dice a los Once que vayan y hagan discípulos de todos los pueblos. Que bauticen ellos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y que enseñen también quizás para que los demás logren saborear todo lo que se les manda.
Mas no dice ni expone Jesús a los discípulos que hay tres personas en un solo Dios. Y, al parecer, no piden ellos explicación. Parece que les basta con experimentar la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo.
Y quizás tal experiencia es lo que necesitamos hoy más que nada. Les damos gracias, claro, a los que estudian y enseñan el misterio de la Santísima Trinidad para que podamos comprender. Pues esos estudiosos y maestros nos ayudan a crecer en la fe.
Pero el especular acarrea unos riesgos. Y puede dividirnos en vez de unirnos. Especular puede envanecer también. Y esto nos puede llevar a que nos hagamos la ilusión de que todo lo sabemos de Dios. Mas nos toca ser humildes y admitir que él es mayor que lo que nuestra religión nos enseña. Pues él no es un ídolo que fabrican nuestras concepciones, preocupaciones y apetencias.
Más bien, él es amor sobre todo. El amor que nos crea de la nada y nos da valor a los que somos nada ante él. El amor que está con nosotros y se hace compañero de camino de los que peregrinamos. Y el amor que es el aliento que nos da vida y nos impulsa desde dentro.
Señor Jesús, sé tú el que nos enseñe. Pues, al igual que el fariseo Nicodemo, no podemos romper esquemas, los de nuestra religión, de nuestra devoción a la ley que juzga y castiga. Aprender de ti es saborear a Dios que es amor: al Padre, Dios por nosotros; a ti, Emmanuel, Dios con nosotros, a nuestro lado; al Espíritu Santo, Dios dentro de nosotros. Entonces, con fe sencilla y viva, y no con una mente que hurga no más, confiaremos en ti (SV.ES XI:120). Tienes también palabras de vida eterna; sé tú nuestro alimento que satisface todos los anhelos y es apropiado a todos los gustos.
4 Junio 2023
Santísima Trinidad (A)
Éx 34, 4b-6. 8-9; 2 Cor 13, 11-13; Jn 3, 16-18
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