Cuenta una historia popular que un hombre permitió que plantas espinosas creciesen frente a su casa. La gente que solía visitar su casa se lo mencionó. Pero él no los escuchó. A medida que pasaron los años, los espinos crecieron rápidamente, se hicieron grandes y bloquearon el camino a su casa. Como resultado, la gente dejó de visitar su casa. El hombre también se hizo muy viejo y débil. Ya no tenía la fuerza para eliminar los espinos, que se habían hecho muy grandes.
Una vez más estamos en el tiempo de Cuaresma. Estamos invitados a hacer los cuarenta días de viaje espiritual hacia la fiesta de la Pascua. También es un momento para mirar nuestra vida espiritual y ver cuáles son las «espinas» que permitimos que crezcan en nuestra vida, y dar los pasos necesarios para eliminarlos de nosotros, antes de que crezcan.
Al comienzo del tiempo de Cuaresma, para la lectura litúrgica siempre tenemos el modelo de Jesús, que pasó cuarenta días en ayuno y oración antes de comenzar su ministerio público. San Marcos en su evangelio da una descripción breve y significativa de ello:
A continuación, el Espíritu le empujó al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían (Mc 1, 12-13).
Nuestra experiencia común nos dice que vivimos siempre con dos opciones contradictorias; ya sea para ser bueno o ser malo, para ser fiel o infiel, para ser egoísta o misericordioso, para perdonar o para ser vengativo, etc. Es esta contradictoria situación en nosotros, a la que San Marcos señala cuando dice que Jesús estaba entre las fieras del campo y los ángeles lo servían. Siempre tenemos la posibilidad de crecer en santidad para ser bienvenidos por ángeles, o caer en nuestra pecaminosidad para ser como los animales salvajes.
Esto nos recuerda la necesidad del combate espiritual en nuestra vida. De manera especial, la temporada de Cuaresma nos invita a este combate espiritual. Los medios para este combate espiritual son: oración, ayuno y obras de misericordia. Tomemos estas armas espirituales en esta temporada de Cuaresma y participemos en este combate espiritual para crecer más en nuestra fe, disciplina y santidad.
Sobre el autor:
El P. Binoy Puthusery, C.M., es un sacerdote paúl perteneciente a la Provincia de India meridional. Fue ordenado sacerdote el 27 de diciembre de 2008 y poco después sirvió como coadjutor en Tanzania. En 2011, después de dos años de ministerio, fue nombrado Director Espiritual de las Hermanas Vicentinas de la Misericordia, en Mbinga, Tanzania. Actualmente reside en Barakaldo (España), y es formador en el Máster en Vicencianismo.
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