En este video, el P. Matthew H. Phelan, O. de M., párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en Filadelfia (Pensilvania, Estados Unidos), y vicario provincial de los Mercedarios en los EE.UU., habla de la aparición de Nuestra Señora de los Pobres y reflexiona sobre cómo podemos seguir el ejemplo de la Virgen durante la Cuaresma.
El video está en inglés; se ofrece la traducción al español después del mismo.
Traducción:
Hablamos de Nuestra Señora de los Pobres y de su aparición en Bélgica, una aparición bastante interesante que tuvo lugar en 1933. Algunas de las cosas interesantes sobre la aparición que tuvo lugar entre el 15 de enero y el 2 de marzo de 1933, justo antes de la Segunda Guerra Mundial y el ascenso de los nazis, cuando ella viene y dice «Vengo a aliviar el sufrimiento». Y luego si nos fijamos en lo que sucedería, no mucho después de eso, más de una década de guerra que asolaría Europa. Y puedes mirar eso muy cínicamente y decir, «¡Pensé que venías a aliviar el sufrimiento!» Y entonces aquí, algunos de los más profundos sufrimientos en la historia de la humanidad tuvieron lugar. Ya sabes, con el misterio del sufrimiento, es algo que intentamos hacer cada Cuaresma, intentamos renovar esta idea del misterio del sufrimiento, pero uniendo nuestro sufrimiento al de Cristo, abrazándolo, pidiendo la gracia de Dios para soportar el sufrimiento; no es algo que nos destruya, sino en realidad algo que nos abre a la gracia. Y así, al aliviar el sufrimiento, Dios no siempre lo elimina. Pero nos da fuerza para soportarlo. Nos da fuerza para que nuestro sufrimiento se transforme en algo que no es negativo, sino algo que se convierte en un canal de gracias, un canal de Su amor por los demás. Y ese es realmente el núcleo del mensaje de Nuestra Señora de Banneux, no que veamos la pobreza como una maldición o que de alguna manera Dios nos esté maldiciendo en la pobreza, sino que Dios está revelando Su gracia y Su amor incluso a través de nuestro sufrimiento humano. Pero cuando miramos el mensaje que nos trae el cielo, de nuevo, no significa que no vayamos a tener tiempos difíciles. Vamos a tener tiempos difíciles, y de nuevo todo el misterio de la Cuaresma es aprender a abrazar el sufrimiento, uniéndolo a Cristo para que nos dé fuerza en los momentos en los que llegan sufrimientos que quizá no invitamos. En Cuaresma abrazamos libremente eso, para que nos dé fuerza para soportar los tiempos en que vendrán otros sufrimientos, tal vez que no acogemos tanto. Pero reconocemos que Dios nos purifica a través de ellos. El mensaje de la Virgen no pretende crear el paraíso en la tierra, sino recordarnos que el paraíso no está aquí en la tierra, sino que se nos dan atisbos de él. El cielo nos da fuerza mientras estamos aquí en la tierra, pero hay otro lugar al que vamos donde todo el sufrimiento del mundo será eliminado, y experimentaremos la dicha eterna. Pero mientras estamos aquí, estamos llamados a acompañar a Nuestro Señor en el Calvario, Él nos da fuerza, y estamos llamados entonces a ser esa revelación del amor de Dios a los demás.
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