Tentar a alguien, eso no lo hace Dios

por | Feb 23, 2023 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 Comentarios

Jesús se dejó tentar en todo igual que nosotros, aunque no pecó.  Es por eso que puede compadecerse de los que somos débiles y alentarnos.

Deja claro Santiago que el tentar no proviene de Dios.  Se nos prueba a los hombres por nuestros malos deseos.

La primera lectura y el evangelio de hoy dan a entender, en cambio, que el diablo ronda y busca a cuáles tentar.  Y él es Satanás, es decir, el adversarioNos acusa día y noche ante Dios.

Y, por lo visto, le gusta al diablo tentar más a «las almas que quieren servir a Dios».  A «todos los que desean vivir santamente» (SV.ES IX:615).  A su vez, claro, los que el diablo no deja de tentar le han de resistir del mismo modo que Jesús.

Hay que rechazar las tentaciones, sí, del que pone ante nosotros piedras de tropiezo.  Pues Satanás busca no más que nos alejemos de lo que quiere Dios y pensemos, y actuemos como nos dé la gana.

Cuidado con el que nos puede tentar sin darnos cuenta de ello.

No, no se nos ocurre tratar de convertir las piedras en panes.  Pero no somos pocos los que nos servimos de Dios cual un medio para saciarnos a nosotros mismos.  ¿No nos preocupamos demasiado de lo que necesitamos y aun de lo que haga que nos sea más cómoda la vida?  ¿Asistimos a los pobres y nos imbuimos de la religión, la fe viva, de los que viven de la palabra de Dios?  ¿No gritamos, más bien, pidiendo ayuda y quejándonos?  «Mi cuarto, mis libros, mi misa» (SV.ES XI:120).

Y lejos de nosotros tratar de tentar a Dios y arriesgar la vida por buscar mostrarnos hijos elegidos suyos de modo ostentoso.  Con todo, los que obramos por respeto humano no del todo damos a Dios la gloria (SV.ES XI:750).  Por lo tanto, terminamos haciendo de Dios un instrumento para darnos gloria a nosotros mismos.

De forma expresa rehusamos también cambiar el culto de Dios por el culto del dinero.  Pero se ha de admitir también que con razón se nos advierte una y otra vez del peligro de la riqueza.   Pues, sí, «las posesiones abundantes pueden empañar el sentir de una persona por Dios, y alimentar una ilusión de cierto nivel de igualdad con lo divino».  Y cuán fácil para nosotros llegar a ir en contra de Fil 2, 3 y a creernos más santos, más como Dios, que los demás

Y quiere Dios, sí, que los creados a su imagen seamos al igual que él.  Pero del mismo modo que Cristo, por cuya obediencia nos hacemos justos.  Se rebajó, por lo tanto, Dios lo levantó sobre todo.  Sirvió, y entregó su cuerpo y derramó su sangre, es por eso que Dios lo resucitó.  Y, por lo tanto, proclamamos:  «¡Jesucristo es Señor!», para gloria de Dios Padre.

Señor Jesús, no dejes que nos arrastre y seduzca el Adversario que no nos puede sino tentar.

26 Febrero 2023
1º Domingo de Cuaresma (A)
Gén 2, 7-9; 3, 1-7; Rom 5, 12-19; Mt 4, 1-11

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