Cada día en el Hogar San Ramón es una aventura. Los niños son una caja de sorpresas. A veces dan algún quebradero de cabeza. Pero siempre es mayor la satisfacción de verlos crecer, aprender, madurar, superar retos y dificultades… Como Hogar, nuestra tarea es brindarles las herramientas para un desarrollo humano integral: salud, estudios, recreación, crecimiento espiritual, desarrollo de los propios dones y talentos, y, en el caso de los mayores, preparación para dar el salto a una vida autónoma cuando salgan del Hogar.
El Hogar se inauguró en 1998. Originalmente con dos etapas, el primer edificio quedó dañado por el terremoto de 2009 y no se ha vuelto a utilizar. Desde el 2016 cuenta con un nuevo edificio situado dentro del Complejo de Obras sociales «San Vicente de Paúl».
El Hogar surgió para dar respuesta a la problemática de los niños de la calle. Los primeros años fueron difíciles, pero el empeño de muchas personas dio sus frutos. Hoy, gran parte de los niños que pasaron por el Hogar están plenamente integrados en la sociedad, tienen su familia y su trabajo.
Actualmente el Hogar, bajo la supervisión de DINAF (Dirección de Niñez Adolescencia y Familia, ente oficial que vela por los derechos de los niños en Honduras), trabaja bajo el criterio de «vulneración de derechos». Los niños que llegan al Hogar son niños que han sufrido abandono, maltrato o cualquier otra forma de vulneración de sus derechos. Varios tienen familia, pero no está preparada para hacerse cargo de ellos. El Hogar realiza un trabajo con las familias. En ocasiones se trata de buscar al familiar más cercano (abuelo, abuela, tía, tío…), otras veces nuestra labor consiste en fortalecer el vínculo familiar y ayudar a la familia a que crezca en responsabilidad para poder, un día, hacerse cargo del niño. Los resultados de este trabajo no son siempre visibles. Pero es muy positivo para los niños mantener este vínculo familiar.
Recientemente hemos puesto también el foco en el problema educativo. Desde el inicio de la pandemia, el sistema educativo se ha deteriorado de forma alarmante. Hay niños que abandonaron la escuela y no regresaron, otros han sufrido la desventaja de no tener acceso a las plataformas virtuales, muchos pasan de curso sin haber aprendido apenas nada. Además, la crisis económica hace que muchos padres, ante la carestía de los libros, uniforme y material escolar, opten por no mandar a sus hijos a la escuela. A esta realidad se responde, en gran medida, desde el Programa de ayudas al estudio, que funciona en ambas parroquias. Pero hay casos que requieren una atención más cercana. Desde el Hogar estamos apoyando a algunos niños que no estaban escolarizados o no disponían del apoyo familiar para progresar en sus estudios. Al fin y al cabo, la no escolarización es una vulneración grave de los derechos del niño. Algunos de estos niños son internos, otros vienen solo durante el día.
El deseo de aprovechar la obra y promover el estudio, en el que se basa el futuro del país, nos ha llevado también a acoger, «ad experimentum», en modalidad semiinterna, algunos muchachos de aldeas rurales que no tienen oportunidad de continuar estudios de secundaria o bachiller en su lugar de origen. Este año contamos con tres muchachos en esta modalidad.
Actualmente contamos con 22 niños en el Hogar: 8 en la primera etapa (menores de 12 años) y 14 en la segunda etapa (mayores de 12), de los cuales 14 son internos, 3 semiinternos (de lunes a viernes) y 5 diurnos. Hay un niño más que el año pasado, que teníamos 21, pero no son los mismos. A finales de 2022 siete menores salieron del Hogar. Cuatro de ellos por haber cumplido o estar próximos a cumplir los 18 años: todos ellos se han reintegrado con algún familiar o están en una familia de acogida; a varios se les sigue apoyando con el estudio. Otros dos niños salieron con 15 años. En ambos casos hubo un trabajo previo con las familias y, tras una evaluación y en diálogo con el niño y la familia, se tomó la decisión del reintegro familiar. Otro niño de 13 años se reintegró con su familia. Sin embargo, este año 2022 se han integrado 8 nuevos niños al Hogar, por lo que el número ha subido a 22. Además se está haciendo seguimiento a otros tres niños que podrían ingresar.
El equipo educativo está actualmente formado por: ocho educadores, cuatro en cada etapa; el coordinador (que es maestro titulado); la directora (sor Marizabel, hija de la caridad); y una psicóloga que trabaja a tiempo parcial. También se tiene el apoyo de una segunda psicóloga de parte de la Municipalidad, que atiende a tres niños. Asimismo, se cuenta con una cocinera para el Hogar. El equipo es dedicado y entusiasta, se reúne mensualmente para evaluar, programar y recibir formación.
Además de las clases, los niños realizan refuerzo escolar en el Hogar. Como actividades extraescolares, participan en la escuela de fútbol municipal y en los Boy Scout. Recientemente, gracias al apoyo de la parroquia del Padre Nuestro de Mendillorri (Navarra, España), hemos iniciado también clases de guitarra y música.
Asimismo, con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria (España), se han acometido algunas reformas en el Hogar: reparación del cerco, pintura, techos, etc. Y con la ayuda del padre Rogelio Vences, C.M., se ha acondicionado un área recreativa para los niños más pequeños, con columpio, trampolín y rueda giratoria, que llevará el nombre de «Erika Misera», gran benefactora de la obra, de Alemania, recientemente fallecida.
El proyecto es ilusionante, y no hay mejor forma de preparar el futuro que preocuparnos de nuestros niños y jóvenes, especialmente de los más abandonados. Este año cumpliremos 25 años de funcionamiento del Hogar. Hemos llegado hasta aquí gracias a la ayuda de muchas personas. Además de los citados, contamos con el apoyo incondicional de la Municipalidad de Puerto Cortés y los fieles de las dos parroquias. No obstante, siempre hacen falta manos. Que no nos falten nunca la ilusión, la fuerza, las manos y la ayuda que necesitamos. Merece la pena, por nuestros niños.
Iván Juarros, C.M.
Fuente: http://pauleszaragoza.org/
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