Para el mes de febrero de 2023, el papa Francisco pide rezar para que las parroquias sean comunidades más abiertas (ver el vídeo aquí, de 90 segundos).

Eso me hizo pensar en nuestro anhelo de pertenencia y en las posibilidades de las parroquias.

Nuestro anhelo de pertenencia

Pertenencia es «el sentimiento de seguridad y apoyo cuando existe un sentimiento de aceptación, inclusión e identidad para un miembro de un determinado grupo».

El aislamiento de la pandemia hizo estragos en nuestra salud mental. Echábamos mucho de menos a nuestra gente. Añorábamos a nuestros amigos, familiares y colegas. Estamos programados para las relaciones. Buscamos personas que nos acepten y nos ayuden a crecer.

La pertenencia también está estrechamente ligada a la identidad social: un conjunto de creencias o ideales compartidos. Para tener un verdadero sentimiento de pertenencia, hay que sentir unidad y un carácter común con y entre los miembros del grupo.

Las parroquias y el sentido de pertenencia

¿Nutren las parroquias nuestro sentido de pertenencia?

Cuando yo era niño, sí. Si nos preguntaban, decíamos soy del «Santo Niño» o del «Sagrado Corazón».

Una instrucción vaticana de 2020 lo expresaba acertadamente:

A 2020 Vatican instruction expressed it well.

La parroquia algunas veces, a pesar de su generoso esfuerzo, no consigue responder adecuadamente a muchas de las expectativas de los fieles, especialmente si se consideran los múltiples tipos de comunidad existentes

[La parroquia ] ha dejado de ser, como en el pasado, el lugar primario de reunión y de sociabilidad.

La vida de las personas se identifica cada vez menos con un contexto definido e inmutable, desenvolviéndose más bien en “una aldea global y plural”

La configuración territorial de la parroquia, sin embargo, hoy está llamada a confrontarse con una característica peculiar del mundo contemporáneo, en el cual la creciente movilidad y la cultura digital han dilatado los confines de la existencia.

La parroquia está llamada a encontrar otras modalidades de cercanía y de proximidad.

Pertenecer al Cuerpo de Cristo

Jesús lo dijo muy sencillamente…

«Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Somos el Cuerpo de Cristo… no sólo como individuos. La comunidad cristiana es el Cuerpo de Cristo… no el edificio.

El mismo documento nos recuerda:

La celebración del misterio eucarístico es « fuente y cumbre de toda la vida cristiana» y, por tanto, el momento sustancial de la constitución de la comunidad parroquial.

[La Parroquia] es signo de la presencia permanente del Señor Resucitado en medio de su Pueblo.

Tenemos el privilegio de encontrar nuestra pertenencia más profunda como «Cuerpo de Cristo»

Párate a pensarlo.

Una comunidad parroquial, no importa cómo esté formada, es el «Cuerpo de Cristo». Somos más que un grupo de individuos que se encuentran físicamente en el mismo espacio.

En definitiva, la parroquia es un grupo de personas que son conscientes de ser la presencia o el cuerpo de Cristo en medio de nuestro mundo actual.

A menudo, la comunidad parroquial es el primer lugar de encuentro humano personal que los pobres tienen con el rostro de la Iglesia.

Convertirse en el «Cuerpo de Cristo»

El documento continúa:

La “cultura del encuentro” es el contexto que promueve el diálogo, la solidaridad y la apertura a todos, resaltando la centralidad de la persona. Es necesario, por tanto, que la parroquia sea un “lugar” que favorezca el “estar juntos” y el crecimiento de relaciones personales duraderas, que permitan a cada uno percibir el sentido de pertenencia y ser amado.

La comunidad parroquial está llamada a desarrollar un verdadero “arte de la cercanía”. Si esta tiene raíces profundas, la parroquia realmente se convierte en el lugar donde se supera la soledad, que afecta la vida de tantas personas, así como en un «santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero».

Pregunta

• ¿Es necesario que nos derriben al suelo, como a Saulo camino de Damasco, para descubrir nuestro anhelo más profundo?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk