Gracias a un hermoso proyecto emprendedor liderado por las Hijas de la Caridad en Ruanda, 10 mujeres han recuperado su autonomía financiera y el orgullo de trabajar para mantener a sus familias.
Este proyecto se inició en enero de 2022 sensibilizando a las mujeres sobre su potencial de formación y proporcionándoles los medios para llevar a cabo su proyecto. A continuación, las Hijas buscaron fondos (a través de Projets Rosalie) para completar la financiación y establecieron los objetivos operativos de cada una. Al mismo tiempo abrieron una cuenta para las que no disponían de ella. El verano pasado compraron los materiales y pusieron en marcha los negocios de cada una. Establecieron visitas periódicas a sus lugares de trabajo para evaluar sus negocios y asegurarse de que estaban bien equipadas para dirigir sus pequeñas empresas.
Estas 10 mujeres eran especialmente pobres y estaban condenadas al ostracismo, pues vivían de la venta ambulante con una cesta en la cabeza. Este proyecto les ha permitido desarrollar un verdadero negocio con un lugar en el mercado, entre los demás comerciantes. Aprenden con alegría de antiguos comerciantes que comparten de buen grado su experiencia. Ahora se sienten dignas y respetadas. Tener un puesto en el mercado les posibilita tener un horario fijo que les permite estar presentes en sus casas para cuidar de sus hijos. También pueden satisfacer las necesidades diarias de su familia y reservar tiempo para emergencias.
Este proyecto ha ayudado a 10 familias, 52 personas en total.
«Simplemente les damos las gracias en nombre de las beneficiarias y de nuestras Hermanas que han acompañado de cerca a las madres. Su ayuda ha llegado a tiempo para aliviar a las pobres madres. Están alegres y agradecidas por tener un trabajo que les ayuda a ganarse la vida con dignidad. GRACIAS, QUE DIOS LES BENDIGA».
Sor Olive NYIRANZAKIRA
Testimonio
«Me llamo Vestine, soy madre de tres hijos. Que la paz de Dios esté con ustedes. Me gustaría darles las gracias por la ayuda que he recibido y que me ha permitido salir de la calle y quitar la cesta de mi cabeza. Todo el mundo se sorprende, incluidas las autoridades locales, de verme comerciando así, sentada en una tienda tan bonita como esta. Mis vecinos quieren conocer a la persona que me salvó la vida. Realmente, he recuperado mi dignidad y el respeto de los demás. No tengo que preocuparme por cocinar una comida equilibrada, ni por pagar la matrícula del colegio o la ropa de mis hijos. Gracias a ustedes, he montado un pequeño negocio de venta al por menor donde ofrezco muchas cosas: verduras, carbón, harina, arroz, judías cocidas, diferentes tipos de bebidas… Hasta ahora he ahorrado más de 150.000 francos ruandeses en mi cuenta bancaria, que utilizaré para reparar mi casa. Esta ayuda también me ha enseñado a ser solidaria y a compartir con otras personas necesitadas. Hoy estoy ayudando a un joven a poner en marcha un pequeño negocio de rosquillas. Les agradezco mucho a ustedes y al Señor vuestro amor, que me ha devuelto la dignidad de madre ruandesa. Que Dios les colme de bendiciones».
Fuente: Les Projets Rosalie
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