Jesús es el más dichoso de los que son dichosos por cumplir lo que Dios quiere. Él es el camino que lleva a Dios, y a la dicha y la paz.
Nos queda mucho por hacer para cumplir el deseo de Cristo de que los que le seguimos seamos todos uno. Y que se nos conozca a nosotros discípulos de él por amarnos los unos a los otros. Pues no cabe duda de que hay polarización entre nosotros, los cristianos, los católicos. Y es triste que la muerte del Papa Benedicto XVI saque a luz que somos una Iglesia dividida. Pues se ha servido de esa muerte por instrumento para enfrentar a un Papa con el otro, a los de la derecha con los de la izquierda.
Y bien se da cuenta, sí, el Papa Francisco de las «guerras» entre nosotros (EG 98-101). Es por eso que pide «a los cristianos de todas las comunidades del mundo … un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente». Añade él:
… [M]e duele tanto comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?
Y si nos peleamos los unos con los otros, y no somos justos, al igual que Jesús, de modo profundo y de todo corazón, ¿cómo vamos a contagiar la fe a los demás? La fe de que él es el que no deja de cumplir la ley y los profetas. De que ir más allá de lo que los escribas y los fariseos toman por justo no quiere decir ser necio, sino ser sabio. Y de que esto nos hace vivir, no morir.
Señor Jesús, haz que no dejemos de cumplir, al igual que tú, la ley y los profetas, y sirve de nosotros cual instrumentos de la unión: que seamos la paz y la dulzura en medio de la guerra y la ira; que sembremos respeto en vez de desdén; que nos quedemos limpios de corazón donde reinan la codicia y la lujuria. Y si el hacer el bien nos trae conflictos (véase SV.ES I:143), que esto sea nuestra forma de unirnos a ti para entregar el cuerpo y derramar la sangre, para que perder nos resulte ganar, y morir, vivir.
12 Febrero 2023
6º Domingo de T.O. (A)
Eclo 15, 15-20; 1 Cor 2, 6-10; Mt 5, 17-37
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