Poner en práctica la virtud de la mansedumbre
14 de diciembre de 2022
Desahogar apropiadamente un espíritu excitado puede ser muy saludable. Ello puede calmar tensiones ocultas y conducir a solución de conflictos. Puede ser un instrumento idóneo en la corrección. Pero si la ira no se encauza bien, puede convertirse en algo terriblemente destructivo. Desatada, puede originar resentimiento, sarcasmo, cinismo, amargura, depresión. El reto consiste en aprender los medios apropiados para controlar la agresividad (aún suprimiendola por algún período de tiempo), sublimarla, y expresarla. San Vicente recurre a menudo al ejemplo de Jesús, que supo moderar y a la vez expresar su frustración frente a los apóstoles, y que pudo ser también muy directo al expresar su cólera respecto a los fariseos, que imponían cargas injustas sobre los demás.
Fuente: P. Robert P. Maloney, C.M.: OTRA MIRADA A LA “MANSEDUMBRE”
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