Súbete a mi moto
El título de esta historia: “Súbete a mi moto” es el nombre de una linda canción de un famoso grupo juvenil de los años 80 que cuenta una historia de amor. En nuestro caso, este título resume y cuenta la historia de una joven familia, integrada por los esposos y por dos niños, que después de vivir en situación de calle, ahora viven en un lugar digno y recorren las calles de la ciudad sobre una “moto taxi”, ya sea para trabajar, para ir a recoger a los niños a la escuela o para ir un día de paseo por la ciudad.
“Súbete a mi moto” es una historia de esperanza y de una manifestación amorosa de la Providencia que no se olvida de los pobres, pues ellos son sus preferidos.
Un día apareció Raúl con dos niños y su esposa a uno de los comedores que tenemos en la parroquia. Buscaba que lo inscribiera en la lista de comensales del comedor porque era nuevo en la zona, necesitaba ayuda y vivía en la calle. A los pocos días lo acogimos temporalmente en uno de los ambientes que habíamos improvisado en la parroquia para estos casos. Permaneció en el lugar cerca de dos meses. Luego nos pidió que lo ayudáramos a actualizar su licencia de conducir porque antes había manejado moto taxi (un vehículo de transporte local, rápido, muy común en la zona). Así lo hicimos.
Por aquellos días gestionábamos con el Municipio de la localidad un ambicioso proyecto integral,“El Proyecto Esperanza”, que se construirá con financiamiento del presupuesto participativo de la Municipalidad, el mismo que consiste en un proyecto integral para acoger a personas en situación de calle, un espacio para mujeres que sufren violencia doméstica, un lugar para albergar a niños, cuyas madres trabajan, y espacios para acoger a ancianos y otros proyectos de autogestión. Pero lo urgente era construir un comedordada la necesidad de la alimentación en la zona. El municipio accedió a ayudarnos a construir el comedor.Ellos cubrieron el 70% del costo económico y la parroquia el 30 %. Así se hizo.Diseñamos este ambiente de tal modo que aquí hubiese espacio para el comedor y otro ambiente para que viva Raúl con su familia. Así fue. Raúl pasó del albergue temporal a un espacio más cómodo para él y su familia.
Al tener ya un lugar más seguro para vivir, el siguiente paso era buscar trabajo para que pueda auto sostenerse. Al principio Raúl alquiló una moto taxi por la que pagaba cada día una cuota de alquiler. Con ella no solo buscaba el sustento para su familia, sino que le servía para llevar y recoger a los niños a la escuela. El mérito del esfuerzo de Raúl es muy grande, porque los dos niños que él cría y educa no son sus hijos biológicos, son de otro compromiso de su pareja, pero al unirse con ella los ha adoptado como sus hijos.
Pero lo más bello de esta historia es que Raúl ahora no sólo tiene donde vivir, sino también una moto taxi casi de su propiedad donde trabajar, pues, la Asociación Ozanam, le ha hecho un préstamo para comprar una moto taxi, la cual va pagando como alquiler venta. Al cabo de un tiempo la moto taxi será enteramente de su propiedad.Pero también debo resaltar que su esposa es una activa colaboradora en el comedor donde se da alimentación a personas pobres.Hace unos días la comunidad parroquial me hacía un agasajo por mi aniversario sacerdotal y resulta que él había sido invitado, junto con su esposa, sus hijos y lo hicieron compartiendo cómo la comunidad y el equipo de trabajo social le estaba ayudando a cambiar su vida. Podríamos decir que ahora, Raúl recorre los días de su vida sobre la “moto taxi” de la esperanza.
Ricardo Cruz Huamán, CM (Pisco, Perú)
Source: Vincentian Family Homeless Alliance Website
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