La cobertura televisiva del funeral de la Reina nos permitió ver el interior de la Abadía de Westminster desde muchos ángulos. Las imágenes permanecen en mi mente… y me hicieron pensar. La Abadía es rica en historia y podría narrar muchas realidades.
La Abadía de Westminster comenzó como monasterio benedictino en el año 960.
Desde la coronación de Guillermo el Conquistador en 1066, todas las coronaciones de los monarcas ingleses y británicos han tenido lugar en la Abadía de Westminster. Desde el año 1100 se han celebrado dieciséis bodas reales en la Abadía.
Durante siglos, la Abadía de Westminster ha sido el lugar de enterramiento de notables personajes de la historia inglesa y posteriormente británica:
- 17 monarcas
- 3.300 personalidades, entre ellas Isaac Newton, María Reina de Escocia, Charles Darwin, Charles Dickens y Geoffrey Chaucer.
En esta reflexión vicentina, examino las vidrieras de las grandes catedrales como catecismos sobre Dios. También analizaré las lecciones de «la catedral de la creación».
Catecismos antes de la imprenta e internet
Las catedrales como catecismos
Hace años visité la famosa catedral de Chartres, en Francia. Asombrado, contemplé su colección de más de 200 capítulos de historia bíblica y eclesiástica.
Un historiador «leía las historias» de las vidrieras seleccionadas. Me di cuenta de que estaba «experimentando» el catecismo en uso durante casi 1.000 años. La expresión «una imagen vale más que mil palabras» adquirió para mí un nuevo significado.
Aquellas vidrieras fueron el principal catecismo durante siglos.
La creación como el catecismo más antiguo
Mucho antes de Jesús, el Libro de la Sabiduría lo expresó claramente:
«Vanos por naturaleza todos los hombres en quienes había ignorancia de Dios y no fueron capaces de conocer por las cosas buenas que se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice […] Pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor».
(Sabiduría 13,1.5)
Jesús mismo señala comúnmente a cosas como el cielo rojo, una gallina, los lirios, la higuera, un asno atrapado en un pozo, las aves del cielo, la hierba del campo, etc. . Leía «los signos de los tiempos» en un mundo aparentemente «no religioso».
No es casualidad que la mayoría de los relatos y metáforas de Jesús se basen en observaciones humanas y naturales, no en la teología de las aulas.
No es de extrañar que San Pablo considerara que la propia naturaleza es la principal Biblia.
Pablo escribe:
«Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables». Romanos 1,20
San Francisco consideraba la naturaleza como la catedral de la creación.
Septiembre, Temporada de la Creación
Cada septiembre, los líderes de los 2.400 millones de cristianos del mundo hacen un llamamiento para que todos nos unamos en la oración y la acción por nuestra casa común.
Este año nos invitan a «escuchar la voz de la creación«. La creación de Dios gime cada vez más fuerte y sufre más cada día en medio de la actual emergencia climática y la crisis de la biodiversidad.
En una reflexión anterior planteé una pregunta irónica: ¿Qué pasaría si Dios exigiera un depósito de seguridad en nuestra casa común? ¿Recuperaríamos nuestro depósito de seguridad después de todo el daño que le hemos infligido?
Esa imagen me hizo pensar detenidamente en cómo trataríamos la propiedad de Dios.
Preguntas
- ¿Oigo a la creación hablar de las maravillas de Dios?
- ¿Escucho también los gritos de la creación hoy?
- ¿Me he hecho la pregunta vicentina «¿Qué puedo… debo… hacer para cuidar el hogar que Dios nos ha dado?»
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
Las Catedrales son ejemplo de creatividad y colaboración del ser humano, al arte en todas sus manifestaciones: arquitectura, escultura, pintura, música,…
Hoy los peregrinos por su CAMINO a SANTIAGO van dejando huellas, pinceladas de agradecimiento a Dios-Creador.
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