Cada día
¿A dónde voy a desayunar
si destruyen los refugios
donde habita el Señor del Alma mía?
Lágrimas que se han vuelto polvo,
llantos y llantos que riegan el campo;
ideas, palabras, justicia y dolor
que se lleva el viento como el polen de la flor.
Nicaragua, que te oprimen y callan,
con hambre y con temor.
Los que venden el alma disque viven y andan
pero tu corazón grita justicia constante al amor.
¡Cuanto odio destruyendo imágenes de amor!
Pero más son las almas
que oran con fe y amor.
¡Tierra, cuánta historia llevas!
Y cada letra que con sangre pintas
los que por ti se han alzado
¡Sangre hecha patria!
Gritos, voces y lamentos han silenciado
pero explotan en el viento,
quien es su fiel aliado,
y he aquí que su eco
a mi voz ha llegado.
¡Señor, Señor! Aunque sea clausurado,
he aquí la humilde morada de mi corazón
donde la luz de una vela
a cada instante te escribe una oración
y la fe de los hermanos la vuelve canción.
La persecución al católico
jamás apagará la fe, el fuego,
que habita nuestra alma cada día
y, fieles a nuestra fe, exigimos
dignidad y respeto a la vida.
Judith Melaine Guerra de Agreda,
SSVP, El Salvador.
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