La Parroquia del Pade Miseriocordioso, en Belo Horizonte (Brasil), recibió la visita de un grupo de misioneros de las Misiones Populares Vicencianas, del 2 al 16 de julio.

Las Misiones Populares son un tiempo fuerte para vivir el carisma vicenciano. Durante este tiempo, los misioneros, tanto laicos como  religiosos, locales o de otras ciudades, visitan a los feligreses de la localidad elegida, compartiendo con ellos la Palabra de Dios, la alegría de seguir a Jesucristo evangelizador de los pobres, y el compromiso por la construcción constante de una Iglesia viva, activa y acogedora.

En Brasil, durante la pandemia se suspendieron las Misiones, que retornaron este año 2022. El Centro Pablo VI, en la ciudad de Belo Horizonte, Minas Gerais, fue el lugar escogido para la Misión. Hasta el 16 de julio, la región se llenó de una atmósfera de caridad emanada de las actividades de las Misiones Populares Vicencianas.

Las actividades programadas por el equipo misionero incluyeron visitas a los hogares, confesiones, misas, grupos de oración y celebraciones. A continuación, el diácono Cleber, de la Congregación de la Misión, nos ofrece algunas informaciones sobre esta camapaña de las Misiones Populares Vicencianas, y Simone Canabrava nos habla de su experiencia como responsable de la comunidad Nuestra Señora del Rosario.

¿Cuántos participantes se han involucrado en las actividades de las Misiones Populares Vicencianas en el distrito de Paulo VI en julio de 2022?

Diácono Cleber: El número de participantes ha sido variable, pero podríamos decir que entre 40 y 50 misioneros, entre sacerdotes y estudiantes de Teología de la Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad y postulantes, así como laicos y laicas de la Familia Vicenciana (Misioneros Laicos Vicencianos, Sociedad de San Vicente de Paúl) y líderes de las comunidades locales de la Parroquia Padre Misericordioso de Belo Horizonte.

¿Cómo se han desarrolado estas Misiones Populares?

Diácono Cleber: El tiempo fuerte de misión se inició el 2 de julio y se clausuró el 16. Las actividades que se han desarrollado son: encuentros de espiritualidad y formación sobre la práctica misionera para los misioneros, celebraciones eucarísticas, visitas a domicilio, encuentros de formación sobre la familia y otros temas específicos elegido por cada comunidad misionera. Además, los sacerdotes realizaron visitas especiales a los enfermos y a los ancianos, administrando los sacramentos.

¿Qué destacarías de estas actividades?

Diácono Cleber: Las misiones populares fortalecen el itinerario de las comunidades y de la parroquia, acercan al pueblo a la Iglesia y la Iglesia al pueblo. Es Dios, a través de su Palabra y de los misioneros, quien sale al encuentro de quienes, por alguna razón, están alejados de la vida comunitaria. Hay un gran número de familias de otras confesiones religiosas, especialmente evangélicas.

¿Cómo os recibió la gente?

Diácono Cleber: Al pueblo le gusta recibir a los misioneros y se siente contento con las visitas. Los evangélicos más educados y abiertos recibieronn a los misioneros católicos, que no imponen la religión. Comparten con ellos la Palabra de Dios, dan gracias y piden su bendición para todos los presentes.

¿Cuáles son las necesidades más comunes?

Diácono Cleber: Son varias: Es necesaria una presencia más activa de la Iglesia en la vida cotidiana del pueblo; es necesario animar a las personas a acudir a programas y proyectos sociales, si necesitan ayuda para salir de algunas situaciones de extrema pobreza. También hay personas que no han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana, y urgencias similares.

¿Qué se espera de las Misiones Populares Vicentinas?

Diácono Cleber: Se espera que las personas salgan más fortalecidas en su caminar como Iglesia Pueblo de Dios, que los ancianos y enfermos que no pueden venir a la Iglesia y que aún no fueron asistidos con visitas y sacramentos puedan ser acompañados más de cerca por los ministros de la Iglesia, que cultivemos una cultura misionera en la Parroquia, creando grupos de Misioneros Seglares Vicencianos que den continuidad al trabajo iniciado, y que los católicos que están lejos. También esperamos que los católicos que están alejados, los indiferentes o los que tiene un poco de interés, puedan venir a la Iglesia, participar activamente en las celebraciones, implicarse en la pastoral y beneficiarse de las bendiciones de la misión, de los servicios y proyectos sociales y de la evangelización que se realiza en la parroquia, según la carpeta explicativa que se entrega en cada visita.

¿Es la primera vez que las Misiones Populares Vicentinas se ha llevado a cabo en el barrio Pablo VI?

Diácono Cléber: No es casualidad que conozcamos esta obra como Parroquia-Misión Padre Misericordioso. Desde su fundación, hace más de 20 años, la parroquia ha sido un lugar de misión. En sus más de 11 comunidades, varias de las cuales están ubicadas en la Beira Linha —una gran calle «famosa» por la conflictiva y difícil realidad que atraviesa el pueblo—, ya se han llevado a cabo ricas experiencias misioneras. Hoy esa calle se llama «Padre Agemiro Moreira, CM», que fue el primer párroco de esta joven parroquia. La novedad de esta edición estuvo en el terreno ocupado denominado Construindo Sonhos (Construyendo Sueños), una zona de tierra en la que la gente se está asentando, donde, incluso sin papeles, montan sus tiendas y construyen pequeñas barracas para vivir. Allí también visitamos e intentamos llevar el mensaje de paz y esperanza, que viene de Dios, propio del tiempo de misión.

Testimonio de Simone Canabrava, líder de la Comunidad «Nuestra Señora del Rosario», de la Parroquia Padre Misericordioso, en el barrio de Pablo VI, en Belo Horizonte:

«La acción misionera que se llevó a cabo en nuestra comunidad abarcó a varias familias. El primer día se realizaron visitas para invitar a los vecinos, independientemente de sus creencias. La mayoría de las familias fueron muy receptivas. Ese día, contamos con la participación de unos 25 misioneros.

Durante la semana, las visitas se programaban con antelación contantodo con los líderes de la comunidad, que priorizaron a los que estaban delicados y no podían ir a la iglesia, así como a los que pidieron ser visitados. Algunas familias estaban muy deseosas de recibir a los misioneros.

En estas visitas siempre iba un sacerdote acompañado por un seminarista o un líder de la comunidad. Las personas que lo desearon, recibieron el sacramento de la unción de los enfermos y la Eucaristía.

Lo que me llamó la atención cuando acompañé al Padre un día, fue la soledad en la que vive la mayoría de estas personas, principalmente de avanzada edad. La necesidad más frecuente de estas personas es tener a alguien con quien hablar, con quien compartir un poco de su historia.

Para mí ha sido muy gratificante participar en esta gran misión en nuestra comunidad. La gente está muy sola y sedienta de Dios. Nunca había previamente participado en las visitas; solíamos ir en Navidad, a rezar en algunas casas, pero no a todas.

Me he dado cuenta de la importante labor que realizan los misioneros, que ofrecen parte de su tiempo visitando a los más necesitados. A través de estas visitas me di cuenta de que yo no era consciente de la cantidad de oporutnidades que perdemos para ir al encuentro de las personas que quieren y desean recibir los sacramentos, pero no pueden ir a la iglesia.

Participar en este momento provocó en nosotros una inquietud: ¿qué podemos hacer para que estas personas sean consideradas más a menudo con este tipo de visitas a las casas? Las misiones deben seguir estando presentes en nuestras comunidades. La mies es grande y los obreros son pocos, pero estos pocos que nos han acompañado durante la Misión Popular Vicenciana han hecho todo lo posible por anunciar el Evangelio. Que Dios bendiga a todos los que han colaborado en la realización de este evento. Amén».

Fuente: https://www.pbcm.org.br/