Abogacía de las Damas de la Caridad: Sobre la legislación en materia de seguridad de las armas

por | Jul 13, 2022 | Asociación Internacional de Caridades, Noticias | 0 comentarios

Recientes acontecimientos han conmocionado y horrorizado a Estados Unidos nuevamente. En Búfalo, Nueva York, diez afroamericanos, en su mayoría de la tercera edad, fueron asesinados a tiros mientras hacían sus habituales compras del sábado por la tarde. Menos de dos semanas después, en Uvalde, Texas, diecinueve alumnos de cuarto grado, en su mayoría mexicano-americanos, y dos profesores fueron asesinados a tiros mientras cerraban el curso escolar y se sentaban en sus aulas para celebrar los premios académicos que acababan de obtener. Posteriormente, a comienzos de junio, cuatro personas fueron asesinadas a tiros en el segundo piso de un complejo hospitalario en Tulsa Oklahoma, incluyendo dos médicos, una recepcionista y un paciente. Estos tres grupos no representaban ninguna amenaza para nadie y ciertamente no merecían lo que les sucedió. Algo va mal cuando cosas como esta ocurren una y otra vez en Estados Unidos, donde se supone que todos los ciudadanos viven en paz y libertad y se sienten seguros en su propio barrio. Hay un denominador común en todos los tiroteos masivos que hemos presenciado en nuestro país en los últimos veinte años, incluyendo estos tres incidentes. Alguien tenía en su poder un arma que no debería haber tenido, si se hubieran aplicado y seguido unas sencillas normas de seguridad respecto a las armas.

Después de cada episodio violento en el pasado, los políticos han ofrecido sus sentimientos y oraciones, y se han lamentado por estos asesinatos en masa, pero se han tomado pocas medidas para rectificar la situación a nivel gubernamental. Ahora el Congreso ha comenzado a deliberar de forma bipartidista para adoptar normas de seguridad sensatas respecto a las armas de fuego, que ayuden a mantenerlas fuera de las manos de individuos que suponen un peligro para la sociedad. Algunas de las medidas que se están considerando son la comprobación universal de los antecedentes, independientemente del lugar donde se compren las armas, el refuerzo de las leyes de «bandera roja» para que las personas que padecen enfermedades mentales o problemas emocionales no puedan poseer o comprar un arma, la formación adecuada y el almacenamiento de cualquier arma de fuego comprada legalmente, la prohibición de los cargadores de alta capacidad y la financiación de un aumento del gasto en atención a la salud mental en todo el país. Todos estos son pasos en la dirección correcta, pero hay que hacer más en este sentido. Debería haber exigencias en cuanto a permisos para todos los propietarios de armas y ese permiso debería incluir la formación adecuada para el uso de todas las armas de fuego. La aplicación de las leyes de bandera roja debería ser universal en todos los estados. Las personas con problemas de salud mental conocidos y aparentes no deberían poseer o poder comprar armas. Se debería permitir a más agencias de salud identificar quiénes son estas personas no cualificadas. Los gobiernos deberían poder confiscar legalmente las armas de fuego a quienes supongan una amenaza. No se debería permitir a ningún menor de 21 años comprar o poseer un arma de asalto o semiautomática. Debería haber un periodo de espera después de la concesión de un permiso de armas antes de poder comprarlas. Todas estas sugerencias son soluciones de sentido común que pueden ayudar a reducir la carnicería masiva que estamos viendo con mayor asiduidad en nuestra nación.

Como Damas de la Caridad, nos dedicamos a servir a los que más nos necesitan en cada barrio y región donde estamos presentes. El odio, el discurso del odio y la violencia no tienen lugar en nuestro proceso de pensamiento o vida espiritual. Nuestro carisma vicenciano nos instruye para amar y cuidar a todos los que encontramos y ver a Jesús en los rostros de todos los que servimos. En ese cuidado de los demás, hay momentos en los que tenemos que hablar y hacer saber a los demás, especialmente a los que elegimos para que nos sirvan en el gobierno, que nuestra preocupación por los demás incluye mantener a la gente de los propios barrios en los que trabajamos a salvo de la violencia indiscriminada o intencionada. Podemos abogar por la gente poniéndonos en contacto con nuestros representantes en el Congreso, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, y hacerles saber que es necesario aprobar leyes sensatas sobre la seguridad de las armas y que el momento de actuar es AHORA. Por favor, haga saber también a sus representantes estatales cómo se siente. Puede ponerse en contacto con las oficinas de los representantes del Congreso desde su ordenador o teléfono. Anime a otros a hacer lo mismo.

Enlaces útiles:

Gracias por su apoyo.

Comité de abogacía de las Damas de la Caridad en EE.UU.
Fuente: Web de las Damas de la Caridad de EE.UU.
Para ver otros vídeos de defensa de las Damas de la Caridad, haga clic aquí

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