Los llamamientos al cambio social se politizan rápidamente… por lo tanto se colorean rápidamente de rojo o azul, raramente de morado [en Estados Unidos, Republicanos y Demócratas, o un equilibrio entre ambas posturas, N. del T.].

Me pregunto cómo se «colorearía» a san Vicente.

Los vicentinos de todo el espectro pueden olvidar la paradoja vicentina. San Vicente trajo un gran cambio social a la Francia del siglo XVII… pero… no tenía una gran teoría sobre el cambio social.

Esta artículo es una reflexión sobre un dicho de un agente de cambio contemporáneo: Shane Claiborne

«Todos quieren una revolución, pero nadie quiere lavar los platos».

Primero volvamos a Vicente:

San Vicente cambió el rostro de la Francia del siglo XVII

Vicente no tenía ningún plan grandioso de cambios sociales.

Sin embargo, en una de las paradojas de la historia, ahora se le reconoce como uno de los agentes de cambio más eficaces de la historia de la iglesia… y de la sociedad francesa. En su funeral, un orador de renombre nacional dijo que «Vicente casi cambió la cara de Francia». ¡Un gran tributo!

San Vicente no sólo vio las necesidades de sus hermanas y hermanos. Organizó respuestas ministeriales a su sufrimiento. Su intuición: «Los pobres sufren menos por falta de generosidad que por falta de organización».

Hizo suyas las palabras de Isaías y de Jesús… «proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, dejar libres a los oprimidos y proclamar un año de gracia para el Señor».

Dinamizó al clero formando algo nuevo… ¡una red de seminarios!

Las mujeres respondieron especialmente para servir a los necesitados. En cada parroquia a la que él y sus seguidores sirvieron, establecieron «Cofradías».

El legado de San Vicente ha resistido la prueba del tiempo porque no sólo cambió su mundo, sino que anticipó muchas de las corrientes más apasionantes de la Iglesia actual …

Volviendo a Shane Claiborne…

Shane Clairborne tiene la reputación de «predicar con el ejemplo». Le gusta decir

«Todo el mundo quiere una revolución, pero nadie quiere lavar los platos».

Shane Claiborne sigue lavando los platos.

Un crítico se encargó de subrayar este punto: Ben Katt escribió que Shane Claiborne sigue lavando los platos: las cosas ordinarias, cotidianas y sencillas de las manzanas, las esquinas y los porches de las casas adosadas de su barrio.

• Dice «Hola» a sus vecinos, los llama por su nombre y les pregunta cómo están.
• Con amabilidad, pero con firmeza, le dice al joven que trapichea discretamente (¡para los ojos del exterior!) con drogas en la esquina: «Mantenemos limpia esta esquina».
• Ayuda a organizar una vigilia de oración para llorar a las víctimas de los recientes tiroteos en el barrio y participa activamente en el desarrollo del parque del barrio.
• Acompaña a un forastero hasta la parada del metro, a pocas manzanas de distancia.

La forma de decirlo de San Vicente

«Amemos a Dios. Pero que sea con el sudor de nuestra frente y la fuerza de nuestros brazos».

Estoy bastante seguro de que él se sentiría identificado con el llamamiento: «… ¡y lava los platos!».

Sin duda, Vicente prestaba atención a los detalles. Sus conferencias a las Hijas de la Caridad están llenas de su preocupación por los detalles.

Cada vez estoy más convencido de que su atención a los detalles que observaba en las historias contadas por y sobre Jesús.

En nuestro deseo de hacer algo más que curar las heridas, sino también evitar que se produzcan, haríamos bien en seguir el ejemplo de Vicente de leer reflexivamente las escrituras para ver los paralelismos en nuestras vidas.

¿Los vicencianos lavan los platos del cambio social?

• ¿Trato de conocer a la persona que tengo delante?
• ¿Me implico haciéndome la sencilla pregunta de POR QUÉ? ¿Por qué está ocurriendo esto?
• ¿Miro a mi alrededor para ver quién puede ayudar a cambiar el «por qué»?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk