Hoy en día se habla cada vez más de estar «despierto». En esta reflexión intentaré ir más allá de cualquier significado político limitado.

Primero, algunos antecedentes

Perdonen el juego de palabras, pero algunos se están despertando al oír hablar de estar «despiertos». Originalmente destacaba la necesidad de que los de piel oscura tuvieran los ojos bien abiertos y estuvieran atentos cuando viajaran por zonas blancas.

Pero, hoy en día, «despierto» significa cosas diferentes para los de izquierdas y los de derechas.

En la izquierda, estar «despierto» significa identificar como un defensor de la justicia social a quien está en contacto con las desigualdades sociales contemporáneas. Es un orgullo ser que ledigan que está «despierto».

En la derecha, «despierto» —como su prima «cultura de la cancelación«— es sinónimo de «corrección política» malograda. Es un término de gran burla.

Me gustaría explorar las palabras en términos de la vida y la muerte de Jesús.

Ir más allá de ser políticamente «despierto»

Todos sabemos lo que significa «despertarse».

A veces nos despierta un despertador. Otras veces, algo sucede o simplemente hace «clic». Vemos un nuevo significado. Cambiamos nuestra forma de pensar.

Jesús encarna ambas cosas.

Sus palabras nos despiertan de la inconsciencia sobre nuestro pecado original de egocentrismo radical.

Su vida detalla lo que implica ese sueño: ¡amor radical hasta perdonar a los que le dieron muerte!

Nos olvidamos de que Dios nos ha amado primero y sigue amándonos sin importar lo bueno o lo malo que hagamos. «¿Puede una madre olvidar a su hijo?»

Desgraciadamente, muchos piensan que tenemos que hacer que Dios cambie de opinión para amarnos ¡haciendo todo bien! ¡No podemos obligar a Dios a amarnos! ¡Dios lo hace y siempre lo hará!

Más bien, Jesús simplemente pide que aprendamos a amarnos unos a otros como Dios nos ha amado. Jesús amó a todos, escandalosamente, incluso a los que le dieron muerte. El «escándalo de la cruz».

El reto —»ama a tus enemigos»— ciertamente exige un cambio en nuestro pensamiento del «ojo por ojo»… ¡algo verdaderamente radical para nosotros!

No es algo a lo que despertemos de una vez por todas. Sólo estaremos totalmente «despiertos» cuando «pasemos» a la eternidad del reino de Dios.

Hasta entonces, estamos atrapados en el proceso de morir diariamente al pecado original de nuestro egocentrismo y de despertar a la comprensión de lo que decimos con demasiada facilidad: ¡Padre NUESTRO!

La palabra que Jesús utiliza para su llamada de atención es «arrepentimiento«. Su significado de raíz es «cambiar la forma de pensar«.

Un seguidor de Jesús se pasa la vida despertando

El despertar no se produce de una vez por todas con nuestro bautismo. En nuestras primeras horas y días, pensamos que somos el centro de nuestro universo. Pasamos el resto de nuestra vida superando nuestro egocentrismo. (El matrimonio y la familia son, para la mayoría, la escuela en la que se nos desafía a aprender esto por primera vez).

Con el tiempo nos damos cuenta de que las familias son de distintos colores y se visten de forma diferente a nuestra «tribu» o grupo familiar más cercano.

Otro despertar es que nadie, ni siquiera nosotros mismos, es perfecto. Cada uno de nosotros pasa por dificultades y necesita apoyo emocional.

Desgraciadamente, seguimos pensando que todo el mundo debe parecerse a nosotros, pensar como nosotros y celebrar como nosotros. Nos cuesta aprender de nuestras diferencias y enriquecernos con ellas.

Así que, sí, los católicos deben estar «despiertos»… ¡y despertando!  Lucharemos hasta el día de nuestra muerte para despertar a las implicaciones de ser individual y colectivamente el Cuerpo de Cristo.

Los católicos como pueblo profundamente «despierto»

• ¿Hasta qué punto estás «despierto» sobre lo que significa rezar al Padre NUESTRO?
• ¿Estás despertando al desafío del «escándalo de la cruz»?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk