La Familia Vicenciana de Portugal se reunió online el 27 de febrero para rezar un rosario por la paz. La iniciativa, organizada por el Seminario de la Congregación de la Misión (Misioneros Paúles), reunió a vicencianos de todas las ramas de la Familia Vicenciana que están presentes en Portugal: Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad, Asociación Internacional de la Caridad, Sociedad de San Vicente de Paúl, Juventud Mariana Vicenciana, Asociación de la Medalla Milagrosa y Colaboradores de la Misión Vicenciana.
En esta oración, partiendo de las palabras del papa Francisco, rezamos por nuestros hermanos inocentes que sufren la guerra, en este momento difícil y de falta de paz en Ucrania y en otras partes del mundo. Y pedimos al Resucitado que inspire a los políticos involucrados en esta situación a sembrar el bien y no gobernar según intereses personales. Pedimos a Nuestra Señora que interceda ante Dios para que se usen las armas del amor, la vida y el diálogo en lugar de la guerra.
Sabemos que la unión de las oraciones tiene una fuerte fuerza intercesora y, por eso, dirigimos nuestras oraciones al Padre del Cielo, que nos cubre siempre con el manto de la serenidad, nos ilumina con la luz del bien y calma las tempestades de violencia que amenazan nuestra tranquilidad. Fue un momento de intensa comunión vicenciana que reunió a miembros de nuestra Familia de todo el país, incluidas las islas de Portugal, un momento familiar, que reunió a los hijos e hijas espirituales de san Vicente de Paúl.
Cada mes, el día 27 —día en que la Virgen María eligió manifestarse, en noviembre de 1830, a Santa Catarina Labouré en la Rue du Bac, en París— la Familia Vicenciana de Portugal se reúne para rezar el rosario online, a través del Zoom, en la iniciativa “Gracias al 27”.
Seminario de la Provincia Portuguesa de la Congregación de la Misión.
Señor, dales paz y alegría a los que sufren aflicciones y desdichas en Ucrania. Favor de salir como un héroe, mostrándote valiente frente al enemigo; envía signos y prodigios contra el tirano. Libra a los pobres del temor y arracáncalos de la mano del enemigo, para que te sirvan en santidad y justicia en tu presencia todos sus días.