24 de febrero de 2022
Queridas hermanas y hermanos de nuestro Consejo Nacional de la Familia Vicenciana en Ucrania, y miembros de la Familia Vicenciana en Europa del Este,
El mundo observa con horror cómo, una vez más, la violencia y la agresión dominan nuestros canales de noticias. No podemos evitar que las palabras del papa Francisco resuenen en nuestros oídos:
«La humanidad, que se enorgullece de estar a la cabeza en la ciencia, en el pensamiento, en tantas cosas bellas, se está quedando atrás en la tarea de tejer la paz. Es campeona en hacer la guerra… la humanidad parece seguir andando a tientas, en la oscuridad… Una vez más, la paz de todos se ve amenazada por intereses partidistas con responsabilidad política para examinar seriamente sus conciencias ante el Dios de la paz y no de la guerra, que es justo Padre de todos, no sólo de algunos, que nos quiere hermanos y no enemigos.»
Muchos de nosotros no podemos imaginar la devastación que se está produciendo en la vida física, emocional, económica y espiritual de nuestra Familia Vicenciana, de los pobres a los que servís, y de vuestros compatriotas de buena voluntad.
Hemos rezado por la paz, y continuamos rezando por y con ustedes, para que la justicia prevalezca y la paz vuelva a sus tierras.
Si hay alguna forma en la que podamos ayudarles, por favor háganoslo saber para que podamos responderles como el amor de Cristo nos obliga.
Tened por seguro que no estáis solos durante este tiempo de prueba. No queremos ni podemos abandonarlos.
Unidos en la oración y en nuestra esperanza en el Señor Resucitado que venció el poder del pecado y de la muerte,
El Comité Ejecutivo de la Familia Vicenciana y el Movimiento Internacional de la Familia Vicenciana
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