Desde hace años aprecio plenamente la idea de celebrar el Mes de la Historia Negra. Al menos eso fue hasta que vi en Facebook un hermoso cuadro de una joven negra con un pie de foto: «Soy negra todos los meses».  Ese pie de foto me llevó a profundos momentos de reflexión. Tengo que decir que, desde entonces, se ha convertido en un mes para reflexionar sobre la falta de progreso más que para celebrar los logros individuales. Como pueblo, todavía estamos en un proceso de triaje.

Sé que la intención es inspirar. La Asociación para el Estudio de la Vida e Historia Afroamericana (ASALH), creada en 1915 por Carter G. Woodson, propone un tema cada año. Este año es «Salud y bienestar de los negros». El año pasado fue «La familia negra: representación, identidad y diversidad», y en 2020 es «Los afroamericanos y el voto». Al reflexionar sobre nuestra salud y bienestar no me siento inspirado. Ni mucho menos. Al recordar el año pasado y pensar en la Familia Negra, qué desdicha. En 2021 el año comenzó con la trágica pérdida de Alyse (9 años) y Ava (6 años) Williams a manos de su padre.

La violencia con armas de fuego se presenta de muchas formas. En Chicago tendría que decir que hay, en sus raíces, una pobreza de empatía. Se gasta mucha energía en condenar la violencia de las bandas y se dedica menos tiempo a explicar por qué las bandas encuentran ciertos barrios como terreno fértil. Tenemos estadísticas. Conocemos la renta media de estos barrios. Sabemos que no hay acceso a la sanidad. Sabemos que sus escuelas están mal financiadas. Sabemos que son desiertos alimentarios. Y sin embargo, con todo ese conocimiento, decimos repetidamente a los que viven en estos barrios: «Tomad buenas decisiones». Dicen que una persona es una «suma de sus elecciones». La suya es una pobreza de tipo económico y de falta de recursos, pero para el resto de nosotros es una pobreza de empatía.

Sin duda, si uno supiera que los otros 11 meses del año se dedican a cambiar las políticas, estaríamos haciendo todo lo posible para ofrecer posibilidades a los jóvenes afroamericanos que crecen ahora y no me costaría tanto el Mes de la Historia Negra. Me parece que lo celebramos en el vacío. Estamos escogiendo los logros de unos pocos mientras hacemos lo mínimo por los muchos. Las mismas barreras de entrada que existían cuando el Dr. Martin Luther King hablaba de un sueño, siguen estando muy presentes hoy en día.

Pam Matambanadzo
Sociedad de San Vicente de Paúl
Miembro del Consejo Nacional y Presidenta del Comité Nacional de Multiculturalidad y Diversidad (MCD)
Miembro del Comité Nacional de la Voz de los Pobres

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