El 17 de octubre se celebró el Día Mundial de la ONU para la Erradicación de la Pobreza. Este día nos llama a trabajar para superar la pobreza. Pero, ¿de qué sirven todos nuestros esfuerzos? Después de todo, en tres lugares diferentes Jesús nos dice «los pobres estarán siempre con vosotros» (Mateo 26,11, Juan 12,11 y Marcos 14,7).

Algunas de las formas en que la gente entiende esto:

1. nunca podremos acabar con la pobreza,
2. es el papel de los cristianos, y no del gobierno, tratar de cuidar a los pobres, o
3. nuestra preocupación debe ser Jesús y no los pobres.

Debo admitir que la pregunta ha estado durante mucho tiempo en mi mente, especialmente a la luz del impulso de la Familia Vicenciana a favor del Cambio Sistémico. Sin embargo, recientemente leí “Understanding “the poor will always be with you” [«Comprender que ‘los pobres siempre estarán con vosotros'»]. Me ayudó a darme cuenta de que Jesús estaba diciendo realmente lo contrario de las interpretaciones anteriores. El autor señalaba que nos equivocamos cuando leemos el pasaje desde nuestro propio contexto histórico.

Qué significaba la sentencia en la época de Jesús

Leemos que Jesús dice: «Los pobres estarán siempre con vosotros». Sin embargo, lo leemos sin tener en cuenta la mentalidad de la gente de la época de Jesús.

Los judíos de la época de Jesús habrían entendido ese pasaje a la luz de lo que habían aprendido mientras crecían. Habrían reconocido inmediatamente las palabras como una cita del libro del Deuteronomio.

El capítulo 15 del libro del Deuteronomio explica que si la gente sigue los mandamientos de Dios no habrá pobreza. De hecho, este pasaje establece las prescripciones del sábado y del jubileo. En ellas se especifica lo que el pueblo de Dios ha de hacer para que no haya pobreza, para que la generosidad de Dios sea disfrutada por todos. Concluye que, debido a que la gente no sigue lo que Dios ha dispuesto, «nunca dejará de haber necesitados en la tierra» (o, «los pobres siempre los tienes contigo»), y por eso, es nuestro deber para con Dios «abrir la mano al prójimo pobre y necesitado».

Los que escuchaban a Jesús habrían sabido que Dios tenía otro programa para abordar la pobreza. En lugar de vender algo valioso y donar el dinero a los pobres, el pueblo de Dios debía organizar su sociedad para promulgar el Jubileo.

Así que, volviendo al Deuteronomio 15 y al pasaje de Mateo 26, Jesús está demostrando que la pobreza no tiene por qué existir y, por lo tanto, que los pobres no necesitarán préstamos ni caridad. Si las personas siguen las leyes y los mandamientos de Dios, especialmente viviendo el «Año Sabático» y el «Jubileo», no habrá pobreza.

Por lo tanto, Jesús está criticando a los discípulos con este eco de Deuteronomio 15,11. Establece que la pobreza es el resultado de la desobediencia de la sociedad a Dios y del cumplimiento de las leyes y mandamientos del imperio.

Jesús nos interpela

En lugar de darnos un pase a la pobreza, Jesús nos lanza un profundo desafío.

Jesús pide algo más que una renuncia permanente a sus adquisiciones. Nos dice que cambiemos nuestra relación con los pobres: que los ayudemos, que nos identifiquemos con ellos.

Los pobres estarán siempre con nosotros porque hemos fracasado en el reto permanente de cambiar nuestra relación con los pobres.

Realmente invita a la reflexión.

Para reflexionar

• ¿Da lo anterior otra base bíblica para el énfasis de la Familia Vicenciana en la colaboración y el cambio sistémico?
• ¿Cuántas otras palabras de Jesús malinterpretamos porque no conocemos los patrones de pensamiento de la gente de su tiempo?
• ¿Es esta una razón por la que el Papa Francisco califica la Biblia como un libro peligroso?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk