Cómo y qué «vemos» a través de la óptica de la Caridad mientras escuchamos los gritos de la Tierra y de sus pueblos en este tiempo de Adviento, un tiempo de espera, de alegre anticipación, de saber que nosotros, la gente que camina en la oscuridad, hemos visto una gran luz. Os invito a reflexionar en este Adviento sobre cómo el carisma de la Caridad alimenta e inspira conversaciones y oraciones que acogen e incluyen a nuestra Casa Común y a nuestros hermanos y hermanas necesitados, humanos y no humanos. Nuestra tradición e historia vicenciana dan testimonio de que compartimos y llevamos la luz y el amor de la Caridad, que brilla más cuando caminamos y acompañamos a los más vulnerables, excluidos y en riesgo. Mientras cantamos el himno de Adviento, «Oh, ven, oh, ven, Emmanuel», ¿cómo somos conscientes de esto?
Mientras caminamos juntos, nos invito a «ver», buscar y hundir nuestras raíces de Caridad en este Adviento en una apreciación y celebración más profunda de:
- La compasión integral. Brian Swimme habla de la compasión integral como la energía del amor que se despliega desde el inicio del Universo. El amor (la Caridad) se está profundizando y expandiendo a medida que crecemos en la conciencia individual y grupal de nuestra unidad con toda la Creación.
- Los desafíos de colaboración. La colaboración, la creación de redes, la construcción de coaliciones y movimientos son parte de nuestros esfuerzos diarios. Se necesitan habilidades de comunicación, de consenso y de escucha. Muchos de nosotros intentamos entablar una conversación y un diálogo contemplativos.
- La curiosidad y creatividad. Creo que estos dos aspectos importantes de nuestro carisma de la Caridad a menudo se pasan por alto cuando organizamos, planificamos y ejecutamos.
Si te resulta útil, reflexiona sobre las formas en que tú / nosotros vivimos las mencionadas «raíces de la Caridad». Utilizo esta frase intencionadamente por el conocimiento y la imagen que Peter Wohlleben me ofreció en su libro «The Heartbeat of Trees: Embracing Our Ancient Bond with Forests and Nature» [El latido de los árboles: abrazando nuestro antiguo vínculo con los bosques y la naturaleza]. Wohlleben nos invita a «ver» el árbol al revés, porque las raíces son realmente la «cabeza» del árbol, el lugar donde está la «mente» del árbol. Las raíces de los árboles son las que piensan y conocen y de las que surge la acción. Este aprendizaje me hizo preguntar: ¿Cómo nos ayudan nuestras raíces vicencianas a pensar y actuar?. Después de leer esto, me di cuenta de que apenas he rozado el significado de nuestro carisma, especialmente porque me llama a la interdependencia, la interconexión y la relacionalidad. Al igual que las raíces de los árboles, que no se ven bajo la tierra, están envueltas por el micelio que forma una «red de micorrizas» que conecta las plantas individuales entre sí para transferir agua, nitrógeno, carbono y otros minerales, así nuestras «raíces caritativas» de compasión integral, colaboración, curiosidad y creatividad, envueltas en la creciente conciencia personal y colectiva de la Familia Vicenciana, nos conectan y nos dan vida a todos.
Este Adviento, mientras planifico, participo y me preparo con grupos como los Defensores de la Justicia Social de la Familia Vicenciana, la Red de la Tierra de la Caridad, otros grupos de la Federación de las Hermanas de la Caridad, ROAR (Organizaciones Religiosas a lo largo del Río), el Movimiento Católico por el Clima del área metropolitana de Nueva York y otros grupos, celebro que la «Caridad» esté viva en mí, en nosotros. Espero con alegría, en el AHORA y en el AÚN NO, la llegada de Emmanuel, Dios-con-nosotros.
Carol De Angelo, SC
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