Recientemente participé en un panel sobre carismas religiosos y el Bien Común, parte de una conferencia sobre Ética en el mundo de Negocios organizada por la Universidad de DePaul. Los otros dos panelistas eran de la Sociedad de Jesús y la Congregación de los Dominicos.
El tema me atraía: el Bien Común parece un concepto perdido últimamente, para muchos demasiado utópico quizás, sin embargo si no existe preocupación para todos los miembros de una sociedad, un futuro mejor no se alcanza.
Yo presenté cinco ideas del legado de San Vicente. Invito a Uds. lectores a leer lo siguiente con tu propia creatividad Vicentina: cuáles elementos de nuestro carisma presentarías tu para discutir el Bien Común?
Las cinco que presenté:
- Familiaridad Personal con el Pobre: la opción por el pobre, para nosotros, no es opcional sino fundacional. Nuestro carisma nace de conocer al pobre, escuchándole, poniéndole primero en todo. Miramos los problemas sociales a través de sus ojos.
- Respeto por la dignidad de cada persona: tratar a los empobrecidos con dignidad y respeto porque la pobreza les quita su espíritu. Esto significa creer en ellos, en su capacidad y potencial. Solamente ellos pueden crear cambio positivo duradero. No ser “voz de los sin voz” sino ayudarles usar su propia voz. Cambio real viene de abajo, no desde arriba. Los empobrecidos son los expertos porque viven los problemas, y los que están más cerca al dolor deben estar más cerca al poder (para el cambio).
- Colaboración y Redes: siguiendo a Vicente el gran creador de redes, vicentinos buscan colaboración inclusiva como el único camino apto para construir el Bien Común. Dejemos atrás nuestros silos, o de antiguas maneras de pensar u otros limitando nuestra capacidad a forjar nuevas colaboraciones para la meta elusiva del Bien Común.
- Organización creativa, transparente y sostenible: es mucho decir pero es lo que San Vicente hizo en sus múltiples caridades. Su énfasis en reglas y contratos garantizaba sostenibilidad y transparencia, y sin transparencia no hay credibilidad. Muchas personas hoy, especialmente los jóvenes, no creen en instituciones. El método de San Vicente puede atraerles de nuevo. Nuestros esfuerzos para cambios sociales o sistémicos deben dirigirse a las causas fundamentales, ser bien organizados, planeados y llevados a cabo cuidadosamente, y con creatividad. La Campaña 13 Casas es un buen ejemplo.
- Fredérico Ozanam: un ejemplo extraordinario de la inspiración de Vicente: un intelectual y profesor universitario, que llegó a compartir el amor al pobre muy concretamente. Pionero de la Enseñanza Social Católica, era de los primeros a avanzar ideas como pensiones, sindicatos y “salario natural” para trabajadores, y llamaba a la miembros de la Sociedad a “ir a los pobres” para aprender de ellos.
Mi conclusión era que urgentemente se necesita un nuevo contrato social, un acuerdo implícito entre miembros de una sociedad a colaborar para beneficios sociales, uno que garantiza igualdad de oportunidad para todos, derechos humanos y civiles, y protecciones sociales básicos. Simplemente, ningún niño debe ser castigado por nacer en la pobreza.
La Agenda 2030 de la ONU propone 17 Objetivos Sostenibles de Desarrollo para Personas y la Planeta. Realizarlos, hacerlos realidad, sin dejar a nadie atrás, nos pondrá en camino hacia el Bien Común y un nuevo Contrato Social.
Como tratamos a los empobrecidos, los últimos entre nosotros, es el mejor juicio de una sociedad y de nosotros como cristianos y seguidores del carisma vicentino.
Jim Claffey
NGO representante de la CM a la ONU
www.congregationofthemssion-un-ngo.com
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