2 de noviembre, el «Día de Muertos» en México

por | Nov 2, 2021 | Formación | 0 comentarios

México celebra la muerte con color y vida. Con cantos, comida, alegría, velas, flores y música. Es una fiesta prehispánica arraigada en nuestras tradiciones y nuestra cultura. Creemos que los días 01 y 02 de Noviembre las ánimas de nuestros seres queridos ya fallecidos regresan a disfrutar de sus platillos favoritos, las flores que se les ofrecen y la música que les gustaba. Se montan altares decorados con papel picado de colores, flores, calaveras, ofrendas dedicadas especialmente a ellos, se ponen sus fotos y se prenden velas para iluminar su camino.  Tenemos también la costumbre de hacer calaveras de azúcar o chocolate con el nombre de las personas para regalarlas a los vivos y nos disfrazamos de catrinas, que son esqueletos vestidos en forma elegante que se pasean por doquier.

Todo esto lo platico para compartir parte del folcklore típico de mi país, pero además porque a mí en lo particular me encanta el fondo que viene de esta hermosa costumbre y que es, en primer lugar, la de ver la muerte como algo natural, a la que todos vamos a llegar, entonces le permitimos acompañarnos en estos días y dejar que se ría de nosotros y nosotros de ella.  En segundo lugar, el darle un espacio de tiempo al año a nuestros muertos para acordarnos de ellos, honrarlos y hacerlos presentes, darlos a conocer platicándoles de ellos a los más chicos de la familia.

Mientras nuestros seres amados permanezcan dentro del corazón, reconozcamos lo que de ellos llevamos integrado a la personalidad y los sigamos respetando y admirando, se mantienen vivos porque están presentes. El miedo a la muerte propia o ajena es un miedo natural, nadie la quiere cerca, por eso cuando se acerca y se lleva a algún ser querido nos descontrola mucho.

Creemos fielmente en la misericordia infinita de Dios, y por ella que somos perdonados y llamados a permanecer en la casa del Padre, sabemos que aquel que se ha ido está en esa casa llena de luz y amor llamada cielo y desde luego mucho mejor de lo que estamos los que nos quedamos. Sin embargo, nos duele su ausencia, el hueco que dejan y las ganas de volverlos a escuchar, ver y abrazar. Pasar por un periodo de duelo es normal, dejar sentir la tristeza y el llanto de la partida, sentirnos solos, reconstruir nuestra vida sin ellos. Yo he vivido la muerte de mis abuelos, mis padres, mi esposo y un hijo y sé que se lleva un tiempo superar sus pérdidas, pero el tiempo pasa y la vida sigue, hay más personas que amamos y muchas cosas por las que podemos seguir adelante, la fe nos sostiene y Dios está siempre con nosotros para indicarnos nuevos caminos. Encontrar un sentido para nuestras vidas es importante, pues la peor pérdida es la de lo que muere dentro de nosotros mientas vivimos, así pues no podemos dejarnos morir en vida. Siempre hay esperanza y alguien a quien servir, ayudar y amar, esa es la enseñanza de San Vicente de Paul a quien seguimos.

Si estás pasando por el dolor de la muerte de un ser querido, vive tu proceso, no estás solo en eso,  debes saber que todo pasa y puede sanar si encuentras las herramientas y el motivo, no te sueltes de la mano de Dios.

Por Erika Warnholtz,
Catequesis Especial Vicentina.

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