¿Alguna vez pensaste que el Padre Nuestro era una oración radical?

Yo no… hasta que me hice algunas preguntas al respecto.

Las preguntas que me hice no eran las de los estudiosos de las Escrituras o los teólogos. Las preguntas que me hice provenían del contexto del mundo actual. Jugué a un juego de «qué pasaría si…».

Si Jesús fuera presidente hoy…

• ¿Conseguiría el apoyo bipartidista para una declaración inspirada en la oración que Jesús enseñó a sus discípulos (y a la que muchos dirían «Amén» en teoría)?
• ¿Saldría del comité de alguna de las dos cámaras del Congreso?
• ¿En qué podrían insistir los republicanos para que se aclare o para que se luche contra ello?
• ¿En qué insistirían probablemente los demócratas para que se aclare o para que se luche contra ello?
• ¿Y los seguidores de QAnon? ¿O la izquierda verdaderamente radical? ¿O tal vez incluso la iglesia como comunidad de creyentes?
• ¿Apoyarían los votantes ordinarios tal declaración, o alegarían que restringe sus derechos individuales?
• ¿Habría que pedir consejo al Tribunal Supremo sobre la constitucionalidad de cualquier versión?

No cabe duda de que habría buenas personas en ambos bandos. ¿Podrían ponerse de acuerdo? Claro que sí… siempre que no nos lo tomáramos demasiado en serio. Claro, esta declaración sería respaldada siempre y cuando no nos tomáramos en serio el vivir las implicaciones del «Padre Nuestro».

(Algunos se preguntarán… ¡tiene Freund un caso de «COVID persistente»!)

Jesús, ¿un radical?

¿Sería Jesús rechazado automáticamente porque la gente lo tildó de radical?

La respuesta simple para muchos es sí. Jesús fue radical en su ministerio y en sus enseñanzas. Cuestionó a los gobernantes de la fe judía, echó a la gente del templo, pronunció los anatemas a los escribas y fariseos. Realizaba curaciones y milagros en sábado, e incluso comía sin lavarse las manos.

Todo su Sermón de la Montaña puso patas arriba las tradiciones y leyes judías. Cuando se le presionó, sólo necesitó unas pocas palabras para resumir lo que afirmaba. Ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo tanto como a ti mismo.

El hecho es que esta afirmación es radical. Jesús era un radical. Sin embargo, no creo que sea tan simple.

Jesús era un radical que estaba totalmente comprometido con hacer la voluntad de Dios. Era un servidor de sus seguidores, así como un líder.

Era radical en lo que era realmente importante para él. Nos mostró lo radical que era cuando entregó su vida por nosotros. Mientras colgaba del madero, dijo: «Padre, perdónalos. No saben lo que hacen». Están locos.

¿Qué era lo realmente importante para Jesús?

Yendo más allá de la etiqueta «radical…» Sabemos que durante toda su vida lo más importante para él fue su misión de llevar la «buena noticia» del Reino de Dios a una humanidad confundida y sufriente. Concretó su mensaje en la imagen del reino de Dios donde todos eran bienvenidos (Mt. 25). Todo lo que hizo fue hablar del Reino de Dios.

Describió cómo los que entendían el reino se tratarían unos a otros como hermanos y hermanas (Mt 25), como lo que era importante para Dios. Los primeros seguidores le preguntaron cómo debían rezar. Él les enseñó sobre todo a rezar «Padre nuestro» y que venga el reino de Dios (Lc 11,24, Mt 25,31)

No es de extrañar que el Catecismo de la Iglesia diga que «lo que rezamos debe centrarse en la oración ‘venga a nosotros tu reino'». Todo lo demás se desprende de eso.

Si estuvieras redactando una declaración…

• ¿Tu declaración se haría eco de la de Jesús?
• ¿Elegirías a quiénes amarías como hermanos y hermanas?
• ¿Tendrías el valor de perdonar a los que te ofenden?