Se habla mucho de haber nacido en la tercera base (expresión que se refiere a aquellos que han nacido en una situación económicamente favorable, comparando la vida con un juego deportivo, n. del T.). Es una metáfora de estar muy adelantado en el juego de la vida. ¿Pero qué pasa si has nacido en la grada? O peor aún, ¿haber nacido fuera del estadio?
Al menos 2,5 millones de niños se quedan sin hogar en Estados Unidos cada año, según los registros escolares. Cuatro de cada diez son menores de seis años. Sin importa el número exacto de personas que nacen sin hogar, niegan la narrativa de que la falta de hogar es una «elección».
Cerrar los ojos
Las estadísticas mencionadas anteriormente resultan extrañas e inesperadas, pero ¿por qué? Cierra los ojos por un momento e intenta imaginarte a una persona sin hogar. ¿Qué aspecto tiene?
Si eres como la inmensa mayoría de las personas que obtienen la mayor parte de su información de los flujos de noticias, es probable que hayas imaginado a un hombre desaliñado de mediana edad que, o bien está enfermo mentalmente, o es adicto a las drogas, o ambas cosas. Está en alguna carretera con un cartel de cartón acosando a las ingenuas ancianitas para sacarles las últimas monedas que tienen en sus bolsos.
¿Cuántos habrán imaginado a un bebé indefenso congelándose en una tienda de campaña junto a su madre soltera, que probablemente sea una superviviente de la violencia doméstica?
En respuesta a lo que estamos haciendo al respecto, se podría pensar que nada. Sin embargo, la verdad es mucho más siniestra.
Lo que no hacemos crea este ciclo que se perpetúa, esta puerta giratoria que, abierta o cerrada, siempre conduce a la desesperación.
Lo que no estamos haciendo es pintar una imagen precisa de la falta de vivienda en Estados Unidos.
Cuando pensamos en los sin techo, nuestra sociedad no se imagina a los niños y a los jóvenes porque los medios de comunicación ya han arraigado una imagen diferente: la de un hombre de mediana edad. La de un cartel de cartón.
Cuando se juzga a un grupo de seres humanos, hay que tener en cuenta que la persona más visible no es necesariamente la más representativa.
Esto es lo que ocurre en el caso de las personas sin hogar. Los bebés, los niños y los jóvenes representan una parte importante de la población sin hogar, pero son mucho menos visibles. Además, rara vez aparecen en los medios de comunicación como la media de las personas sin hogar, aunque lo son.
Ahora que sabes la verdad pregúntate: ¿Cómo puede ser la falta de vivienda una opción si la gente nace en ella?
No puede serlo, y, de hecho, no lo es.
Habla con tus representantes sobre los millones de niños y bebés que corren el riesgo de quedarse sin hogar.
Nuevamente damos las gracias a Cynthia Griffith y a las personas de Invisible People que se dedican a hacer visible lo invisible.
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